IMSS y supervivencia

Concluimos que esta absurda exigencia a pensionados es discriminatoria y violenta sus derechos humanos por ser gente vulnerable.

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Infame a todas luces el requisito de confirmar supervivencia para los jubilados del IMSS, requerimiento indispensable para continuar recibiendo su pensión y de esa manera “cuidar el Tesoro que es tu jubilación y que tantos años te costó construir” (Sic).  

Si bien es cierto que existen circunstancias especiales –estar postrado en su domicilio, internado en un hospital, recluido en un centro penitenciario o hallarse en el extranjero– la gestión requiere que el retirado acuda personalmente al Seguro Social cada seis meses acompañado de su credencial respectiva. 

Mi madre, a sus 84 años, es una  amante incondicional de Mérida. Aprovechando su estancia de vacaciones en la ciudad me informó de la necesidad de cumplir con la diligencia. A mediados de marzo nos presentamos en la Clínica No. 57, ubicada en Pensiones. Uno querría imaginar que los pensionados −en gran parte con más de 65 años y condiciones de salud diversa− cuentan con servicios expeditos, instalaciones adecuadas para atender a conciencia a sujetos discapacitados, con obesidad mórbida, Alzheimer, Parkinson y la multitud de enfermedades degenerativas propias de las “Personas en Plenitud”.

En la amarga experiencia de observar ciudadanos desprotegidos que utilizan sillas de ruedas, andadoras, bastón o muletas, me encontré de nuevo con doña Eduviges y don Espergencio.  Fue una agradable sorpresa verlos de nuevo. Con la picardía ocurrente de los abuelos advirtió la matrona, guiñando un ojo: “Le recomiendo a su madrecita haga uso del sanitario antes de empezar la plática. Se lo digo por experiencia, porque luego nos da por imaginar si  los progenitores del doctor José A. González Anaya, director general del IMSS, o de Jorge Méndez Vales, delegado en Yucatán, enfrentarían como nosotros −en caso de ser beneficiarios− este calvario. Y nos gana la risa”. 

Mi mamá, mujer con sobrada experiencia, atendió el consejo con prontitud. Concluimos que esta absurda exigencia a pensionados es discriminatoria, violenta sus derechos humanos por ser gente vulnerable y afecta la equidad normativa de acuerdo con la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores. 

Vale decir que el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) ha eliminado esta miserable gestión que ofende a nuestros queridos viejos.

¡Vaya biem!

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