¿Infidelidad o infelicidad?

Caemos en la infidelidad cuando nos llena un vacío al desconocer nuestras necesidades primordiales como afecto, autoestima y autorrealización.

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En el matrimonio la fidelidad es más importante que el dinero y es lo que más debemos cuidar. Hoy, las estadísticas nos asombran, pues se dice que el 50% de los hombres casados han sido infieles, pero asusta ver que el 30% de las mujeres casadas también han sido infieles.

Cuántas veces los errores que cometen los padres en la educación de sus hijos los llevan a tener sentimientos reprimidos y conductas impuestas. Se ha visto cómo los apodos, las etiquetas, las necesidades infantiles frustradas, etc. van distorsionando la imagen que tenemos de nosotros y esto nos afecta cuando llegamos a ser adultos. 

Es cuando se busca alguien que nos dé amor y eleve nuestra autoestima, porque esto, a veces no se lo logra con la pareja que nos tocó por esposa/o. Pero ese vacío, que tenemos por la falta de afecto que comienza desde niñez y repercute en la edad adulta nos lleva a cometer adulterio. Si los padres no son amorosos y confiables con el niño, este puede crecer con traumas que lo llevan a perseguir el amor, tener miedo a la intimidad y a ser abandonado. ¡Cuántos hombres y mujeres no logran esto con su pareja y caen en ese terrible error de la infidelidad!

Cuántos adultos existen, quienes en la niñez no se les dio amor y cariño y se ignoraron sus necesidades primordiales. La consecuencia es que aprenden hacer a un lado sus propios sentimientos adoptando conductas encaminadas a prevenir el aislamiento (y eso lo buscan en la infidelidad). 

La infidelidad es más producto de relaciones humanas problemáticas, que de deficiencias sexuales. Porque el adicto sexual empieza a formarse en edad temprana, cuando en el hogar la sexualidad se satanizó o se evitó la demostración de afecto entre padres e hijos.

Pero también la sobreprotección a los hijos es mala. Se ha demostrado que de los 18 meses a los 3 años, el infante puede producir temor a ser manipulado y manejado por sus padres y luego de adulto por parte de la pareja, por lo que viene un deseo de fugarse. Este es el adultero que trata de encontrar una falsa intimidad en sus aventuras amorosas. 

Caemos en la infidelidad cuando nos llena un vacío al desconocer nuestras necesidades primordiales como afecto, autoestima y autorrealización, porque las hemos sacrificado por satisfacer las de otras personas o cuando nuestras relaciones no funcionan.

A veces con la llegada del primer bebé se desatiende al esposo y esto puede traer recuerdos de la infancia cuando se le desplazó por la llegada de un hermano. “El sentimiento de abandono puede invitar a tener una aventura”.
Hay todo tipo de excusas para justificar las aventuras. 

Muchas mujeres consideran como normal que los hombres sean infieles. Y algunos hombres piensan que la fidelidad no existe y se ríen de aquellos que no se atreven a tener relaciones extramaritales.“La infidelidad se da cuando la pareja se siente insatisfecha pero no lo comunica y cuando un cónyuge no escucha lo que dice el otro.”

Hoy es un buen día para dejar que afloren nuestros sentimientos de la infancia y decirle a nuestra pareja que necesitamos su apoyo, su comprensión, su cariño y su amor manifestado en obras. 

Si un perro necesita afecto y cariño para poder vivir, ¡qué será un ser humano! al que no se le dio en la infancia eso que se llama amor y hoy lo pide a gritos de su pareja para no tener que ir a buscarlo con la amante. Valdría la pena recordar que “tu pareja no quiere saber que la quieres, necesita sentir de la quieres”.

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