Informar e influenciar

Internet hizo lo que ni Hidalgo, Iturbide, Juárez o Madero lograron en sus vidas...

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Internet hizo lo que ni Hidalgo, Iturbide, Juárez o Madero lograron en sus vidas: instaurar la democracia única y verdadera, la del pueblo para pueblo, aunque el pueblo no sepa qué hacer con ella. 

Las redes sociales ponen, quitan, deciden, juzgan y disculpan conforme a los caprichos de los usuarios; disponen de los títulos nobiliarios mejor que Felipe VI o Isabel II, y crean tendencias de las situaciones más inverosímiles, al grado que recurrimos a ellas para saber qué está ocurriendo en el momento, y no tanto, para por conocer el por qué de la cosas. 

Esta situación coloca a los usuarios de internet como entes influenciables, personajes que no tienen derecho a saber las razones, sólo las consecuencias más vistosas a fin de potenciar una “hashtag” en Twitter o los “likes” una publicación o fotografía. Sobre lo que ocurre más allá, eso no interesa: la cosa es ser tendencia, y para ello nada mejor que los “influencers”. 

Esto singulares personajes, como todo en esta vida, no son desdeñables per se. Tienen su función, respetable aunque la consideremos incompleta, pero necesaria para poner “en boca” de todos los “millennials” nuestras marcas, productos o servicios, ¡vamos! Son las nuevas estrellas del comercial, los nuevos vendedores de papitas. El tache está cuando se busca emplear a estos personajes como periodistas, o en su defecto, para hacer de un hecho cualquiera, la noticia del momento; o de un hecho trascendental, una banalidad, en aras de hacerlas más “popular” en las redes sociales. 

Los “influencers” no son “bots”, esos usuarios pagados que la pasada administración estatal empleó para colocar en los primeros lugares las acciones de gobierno y tundir a los periodistas críticos. Sin embargo, esto no resta suspicacias al hecho de que ahora se quiera emplear a aquellos generadores de tendencias para informar, en especial, cuando no pasan de ser simples megáfonos digitales. 

Fans del momento

El fin de semana pasado, resultó en extremo curioso que #QRooDigital llegara a los primeros  lugares en los “trending topics” de Twitter, alrededor del mediodía, y no porque no estuviera ocurriendo un hecho histórico en nuestro estado, sino porque al revisar las entrañas del “hashtag”, la mayoría de sus usuarios eran jovencitas seguidoras de Mario Bautista, un “influencer” devenido en cantante.  ¿Qué tiene eso que ver con nuestra entidad? Esa misma pregunta nos hicimos muchos usuarios, máxime cuando después de la una de la tarde, la oleada de usuarios dejó morir la tendencia creada por el servicio @TuInfluencer, que como indica su nombre, se dedica a eso: influenciar las redes sociales por medio de las tendencias, haciendo “ruido” con una horda de “fieles” seguidores de la marca en turno. 

La trascendencia de lo ocurrido el pasado fin de semana, por si sola, era demasiado importante, seria e histórica, como para recurrir a esas prácticas. Influenciar no es lo mismo que informar. Dar a conocer un hecho por medio de prácticas “bot” dejó muy, pero muy mal parada a la administración pasada, pues los usuarios tricolores hicieron y deshicieron con total impunidad, haciendo del periodismo digital un chiste durante cinco años, situación que muchos esperamos que no se repita durante el gobierno de @CarlosJoaquin, pues gran parte del éxito de su campaña viene de honestos usuarios de las redes sociales, espacio que poco a poco hemos logrado recuperar para la libre expresión en Quintana Roo… sin necesidad de los “influencers”. 

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