Durante abril y mayo de 1937, Manuel Cirerol Sansores y José Erosa Peniche restauraron un sector de la fachada poniente del cuerpo norte de la Casa del Gobernador, que un año antes habían registrado con todo detalle.

Iniciaron la labor desarmando el paño de la fachada que fue dibujada y numerada. Era tal el deterioro que un sector se había  desprendido recientemente.

Se inició el desmantelamiento de la fachada del extremo sur hacia el norte hasta ya no encontrar agrietamiento entre la separación de la piedra ornamental que decora el friso y el cuerpo del edificio.

Tomando las medidas precautorias, se quitaron las piedras de arriba hacia abajo, es decir, desde la cornisa hasta la moldura media.

Luego se confrontó el registro hecho el año anterior con los elementos que fueron desarticulados. También fue necesario “desescombrar” el derrumbe que alcanzaba 3 metros de altura, cerca de la moldura media, por treinta y dos metros de longitud. Esta exploración se realizó con el fin de recuperar elementos decorativos de la fachada entre el derrumbe.  

Se menciona que se restauró todo el basamento y se repusieron 30  hiladas de piedra de recubrimiento que corresponde al muro del edificio.

Toda la piedra ornamental de la fachada  se colocó en la superficie del basamento con el orden  y la nomenclatura asignados con el fin de facilitar la restauración.

Las piezas fueron colocadas cuidadosamente en el sitio en donde fueron halladas, ya que en caso de esparcirlas sin cuidado  se dificultaría colocarlas en su lugar llegado el momento.

Durante el segundo mes de labores finalizó la exploración del derrumbe así como la clasificación de la piedra que corresponde a la fachada poniente en proceso de restauración.

En el paramento se reintegraron seis hiladas de piedra; también se menciona que esa labor es algo lenta debido al proceso de extracción y a las enormes dimensiones de las piedras que se recuperan del derrumbe.

Por el hecho de tener en orden y clasificadas las piedras de la fachada en la superficie del basamento, fue necesario prohibir el acceso de los visitantes a este sector del edificio, ya que por más medidas que se tomaron no fue posible impedir que removieran las piedras del orden que guardaban. Incluso hubo casos en los que tiraron algunos elementos al otro nivel de la plataforma.