Infraestructura 2
Hoy deseo que me acompañes en una reflexión acerca de los impactos que el cambio climático ocasiona en la infraestructura...
Si has seguido mis publicaciones recientes, probablemente te estarás preguntando por qué titulé el tema de hoy Infraestructura 2, ¿y dónde está el 1? Tendrías que remontarte al mes de agosto de 2015, cuando escribí acerca de la infraestructura como uno de los doce pilares de la competitividad. En aquella ocasión presenté a tu consideración un análisis de este elemento como uno de los más importantes motores del crecimiento económico de una nación. Hoy deseo que me acompañes en una reflexión acerca de los impactos que el cambio climático ocasiona en la infraestructura.
En el mundo entero existe una clara tendencia migratoria hacia las zonas urbanas; en muchos países el 80% de la población ya habita en ciudades, y otros que no han alcanzado ese porcentaje se dirigen velozmente hacia ahí. Las zonas metropolitanas muestran una fuerte dependencia de los sistemas de agua y drenaje, plantas generadoras y líneas de transmisión y distribución de energía eléctrica, carreteras, puentes y otros sistemas de infraestructura urbana, de cuya solidez y resiliencia se sostiene la economía del país, su seguridad y su cultura.
El cambio climático y sus impactos representan una seria amenaza a estos sistemas, y por lo tanto al bienestar y calidad de vida de los habitantes. El incremento del nivel del mar, el aumento en cantidad e intensidad de fenómenos meteorológicos, las cada vez más prolongadas e intensas temporadas de calor extremo, en combinación con otros factores, están ya causando daños a la infraestructura, incluyendo carreteras, puentes, edificios, puertos y otros.
Cuando los ingenieros civiles cursamos la carrera, nos enseñan a diseñar estructuras resistentes a muy diferentes tipos de cargas: peso propio de las estructuras o el peso añadido según el servicio que prestan, terremotos, viento. Sin embargo, esas estructuras, sometidas a las muy altas temperaturas que ahora se registran o estando expuestas a humedad y contaminantes debido a precipitaciones pluviales más intensas o de plano inundaciones, pueden ver modificadas las condiciones físicas de los materiales que las componen y presentar un demérito de su vida útil o incluso una falla súbita.
Hoy mismo, numerosas propiedades de descanso y recreo veraniego en nuestra costa norte presentan daños importantes o incluso la destrucción total por el fenómeno de la elevación del nivel del mar, que a su vez es consecuencia del cambio climático.
¿Quién ya olvidó los apuros que todos pasamos hace cerca de 14 años después del paso del huracán Isidoro? ¿Cuánto tiempo estuviste sin uno o varios de los servicios básicos? En la colonia donde vivo, estuvimos un par de días sin agua potable y cerca de un mes sin energía eléctrica.
El 29 de octubre de 2012, la tormenta Sandy inundó y causó al sistema de transporte subterráneo de la ciudad de Nueva York el peor daño en sus 108 años de operación, privando de ese servicio a millones de personas durante alrededor de una semana.
¿No te parece que ya debiéramos estar haciendo algo?