Interjecciones y locuciones regionales (1)

¡Vaya biem! (vaya bien) y ¡hasta luego! son generalmente usadas como fórmula de saludo o despedida.

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Las interjecciones forman un grupo heterogéneo de expresiones que sintácticamente funcionan como elementos autónomos en las oraciones; morfológicamente son invariables, habitualmente van comprendidas entre signos de admiración y eventualmente entre signos de interrogación; semánticamente expresan emociones, sentimientos, llamadas de atención, aunque hay algunas usadas como formas de saludo.

En la península yucateca, además de las interjecciones del español estándar, existen otras más que se han prestado de la maya y de otras lenguas. El tema es tan amplio que sólo voy a empezar por señalar las más importantes. 

Atendiendo a su origen, pueden clasificarse en: Interjecciones propias (o primarias) no derivan de otra palabra y tienden al monosilabismo: ¡way! (es la más popular y expresa sorpresa, admiración, dolor); ¡ojalá! (deseo, esperanza); ¡chuuch! (asombro, admiración, o pena); ¿jaaj? (extrañeza, consulta); jaaj o jaam (aprobación); ¡fo! (asco, desagrado); ¡xo! (exhortación de silencio); ¡baj! (satisfacción, resignación); ¡eyaj! (admiración o asombro); ¡eh! (advertencia o represión); ¿eeh? (duda o incertidumbre). La duración y entonación dependen del contexto e implican una carga emocional. 

Las interjecciones impropias (o derivadas) no son interjecciones idiomáticamente originarias, derivan de sustantivos, verbos o adverbios del castellano o de la maya. En Yucatán son comunes: ¡arredobaya! (de origen latín -vade retro- que expresa desagrado, asco); o imperativos como ¡cuidao! (advertencia); ¡volteo! (negativa rotunda);  ¡bikij! (para mandar a un perro a marcharse). También hay sustantivos en función de interjección ¡hombre!

Las interjecciones imitativas se forman onomatopéyicamente y son usuales en la narración de cuentos, leyendas y fábulas: como ¡wak’! (acción y efecto de reventar, estallar); ¡we’ej! (sonido producido al caer los granos secos), t’aaj (al quebrarse una rama).

Las interjecciones formularias como ¡vaya biem! (vaya bien); ¡hasta luego!, son generalmente aquellas usadas como fórmula de saludo o despedida.

Las interjecciones de traslación no son interjecciones en sí mismas pero cuando se usan de forma aislada funcionan como tales: ¡ma’are! o ¡machis! (para denotar asombro, sorpresa); ¡pero home! (complacencia); ¡jala! o ¡jálale! (para expresar prisa, apurar o ahuyentar).

Hay otro grupo de palabras que funcionan como interjecciones denominadas locuciones interjectivas, con implicaciones religiosas: ¡Dios millo!, ¡Diosen! (Dios mío), ¡Jesús!, ¡Ave Marilla! (Ave María), ¡ki’ichkelem yum!, (Dios santísimo).M

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