Isla Mujeres: todo queda en familia

¿Es posible un pacto de no agresión e incluso de fondo, de negociación, entre familiares, esto al margen de partidos y gobiernos? Opino que sí.

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En Isla Mujeres la contienda se antoja sabrosa. En un municipio opositor (gobierna el PAN hace dos administraciones), donde todos se conocen por la reducida población (y todo se sabe) y en esta ocasión los oponentes presidenciales son familiares, las campañas provocan una expectativa diferente que en otros municipios y distritos.

Alicia Ricalde Magaña y Agapito Magaña Sánchez son primos hermanos. Por obvias razones ambos cuidan la forma y las expresiones para hablar del “rival”. Como Alicia recibe apoyo de su hermano Julián -el presidente municipal de Benito Juárez-, la familia está desunida. “De haberse enterado la abuelita, los habría regañado”, bromea uno por ahí. En fin, son dos contra uno.

¿Es posible un pacto de no agresión e incluso de fondo, de negociación, entre familiares, esto al margen de partidos y gobiernos? Opino que sí.

Lo cierto es que Agapito tiene una oportunidad histórica para recuperar la isla. El PAN tiene un desastre. Hugo Sánchez Montalvo no supo presidir con eficiencia uno de los Ayuntamientos con menos problemas; un municipio turístico, un municipio en paz.

Las acusaciones diversas contra Alicia Ricalde, como los aparentes negocios ejidales en la orilla de la laguna Chacmochuc durante su periodo como presidenta, supuestamente solapados y repetidos por Hugo Sánchez, otorgan una ventaja en su discurso mediático y cara a cara con los ciudadanos. Pero Agapito no lo hace porque respeta y admira a su prima, la “más política” de la familia, cuya trayectoria en el servicio público suma más de 20 años. Y Alicia le corresponde. Un ejemplo: en la conferencia brindada junto a Beatriz Zavala (la delegada panista para las elecciones en Quintana Roo) y dos diputados federales, se le cuestionó a “Licha” por el apoyo que recibe de Julián, quien no está bien parado debido a las reiteradas denuncias por su pésima administración en Benito Juárez. Alicia negó que Julián sea un lastre para ella y confesó con un dejo de ternura: “A mí hermano yo lo amo, yo lo adoro”. Ya en corto se le preguntó si profesa el mismo sentimiento por su primo Agapito. Sonrió. Calló… y otorgó.

No obstante Agapito tiene a un ejército “revolucionario” operando a favor, sobre todo en la zona continental, donde el candidato a diputado priista por el Distrito XIV se mueve bien con los muchachos del Frente Juvenil Revolucionario, del que fue dirigente. Son ellos quienes aprovechan ese vacío para el golpeteo y exhiben el desastre del PAN. Hablan de una realidad innegable en la placa continental, donde los servicios públicos son insuficientes y hasta nulos en ciertas zonas. Alicia, primero, y Hugo después, olvidaron que más allá del mar también es Isla.

DESORBITADO…

Hablando de asuntos familiares, en el PT la cosa pinta igual. Su candidato presidencial Alejandro Luna López incorporó en su planilla a su esposa y su hermana, además de que su suegro, el polémico Gregorio Sánchez, fue inscrito como candidato a diputado en el Distrito XI cuando expiraba ya el plazo. La familia Sánchez y sus miembros negociaron bien. El mismísimo dirigente estatal Hernán Villatoro Barrios reconoce que más del 70 por ciento de los espacios fue otorgado a candidatos externos, entre ellos familiares y seguidores de Greg, de Alejandro Luna y de la candidata a diputada Lorena Martínez Bellos, esposa del mismo Villatoro.

De llegar a ser presidencia –cuestión que dudo-, el Ayuntamiento se convertiría en un auténtico hogar. Nepotismo puro.

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