Natividad, fortaleza en la adversidad

Por un lado, somos testigos de desgarradores y elocuentes discursos, mientras que, por el otro, las tarifas de luz siguen al alza...

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Mientras miraba cualquier aparador, me llamó la atención una vocecita tierna e inocente -por demás encantadora-  de una niña de aproximadamente 8 años que estaba acompañada de sus padres, y los cuestionaba sobre el  porqué casi no había Santa Claus y foquitos de Navidad.

Partiendo de este pasaje quisiera realizar algunas reflexiones sobre este particular diciembre del 2014, destacando los claroscuros que matizan la realidad poco alentadora del México convulso, que hemos venido comentando en nuestras recientes entregas.

Si intentamos dar respuesta a preguntas de alta envergadura de los actuales niños y futuros “aurigas” del país, respondería que los responsables de guiar el carruaje de la administración pública están dando el peor espectáculo de la historia. Cual “beodo” malabarista en cuerda floja,  se han mostrado incapaces de alcanzar el equilibrio, que solamente se adquiere con preparación, experiencia, honestidad y compromiso. Con “jerigonzas”, intentan convencernos de lo inexplicable. 

Así tenemos que supuestamente  las mesiánicas reformas son el camino perfecto, con final apoteósico, que llevará al “moderno jauja” a los 120 millones de compatriotas. Creo que así lo percibiría un enfermo con glaucoma (enfermedad en la cual ves las cosas como en un túnel).

Por un lado, somos testigos de desgarradores y elocuentes discursos, mientras que, por el otro, las tarifas de luz siguen al alza, la gasolina multiplica sus precios según porcentajes establecidos,  y su creatividad no cesa, cuando de inventar impuestos se trata. Una de las secuelas de la incompetencia es la falta de credibilidad; si no lo creen, baste leer titulares y comentarios sobre el actual desempeño político en otras latitudes, ¡pena ajena! 

La realidad antes descrita nos facilita el camino de regreso. Te ubica y recuerda que la verdadera y única razón de la Navidad es el nacimiento del Mesías. Este año las tradicionales festividades casi de forma obligada se llevarán al cabo en casa, sin tantas visitas, pero te permitirán convivir y así rescatar lo único importante en esta vida: ¡tu familia! La comunión y amor son los grandes baluartes para vencer la adversidad; así como la humildad y sencillez las grandes riquezas del alma.

Así es, amable lector, tal vez no vaya a haber foquitos, ya que el reciente recibo de luz se llevó tu raquítico aguinaldo. Pero, como diríamos los yucatecos, “el menudo” que te dejen utilízalo en tan sólo pequeños detalles y que de ninguna manera este semi dantesco cierre de ciclo  debilite tu espíritu navideño. Convierte la crisis en fortaleza. Aprovecha sembrar valores y principios olvidados.

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