Jesús ya resucitó, ¿tú sigues muerto?

Para resucitar con Jesús hay que hacer las cosas, no buscar excusas para no hacerlas.

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Hoy, domingo 31 de marzo, Jesús ya resucitó. Y la pregunta es: ¿Tú resucitaste o sigues muerto? Porque esta Cuaresma fue una preparación para que el día de hoy resucitemos junto con Jesús, y salgamos de ese hombre viejo, negativo y pesimista en el que vivíamos encerrados.

Para resucitar con Jesús hay que ser creador de algo, de un hogar de un negocio, de una actividad, de una nueva vida. Porque no sólo es vivir, sino injertar la alegría del vivir en nuestros semejantes. Tal vez en tu cara sólo se ve un signo de pesos, eso es igual a la muerte.

Para resucitar con Jesús hay que hacer las cosas, no buscar excusas para no hacerlas. Podríamos quitar la palabra problema y poner oportunidad porque en esta vida todo es según la forma en que lo veamos. Tal vez hoy creas que te va mal, pero hay que entender que para que las cosas mejoren tienen que empeorar.

Resucitar con Jesús es levantarse después de cada caída, en vez de buscarle explicaciones al fracaso. No hay que decir fracaso hay que decir “experiencia de vida”. Fracasar es no volver a intentarlo, es trazarse una meta de éxito y alcanzarla a pesar de todos los obstáculos. 

“Nos asombra ver una persona de éxito, y no nos avergonzamos de nuestro asombro.”
Ese Cristo que resucitó hoy nos grita que tengamos un plan de vida, para luchar contra lo negativo y lo pesimista que llevamos dentro, un plan de entrega en servir. Porque entenderemos el éxito en nuestras vidas, cuando tengamos constancia en dar, en compartir, para triunfar sirviendo.

Haber resucitado con Jesús en esta Cuaresma es entender el trabajo como un privilegio, no como una necesidad. ¿Odias, sufres y padeces tu trabajo? ¿O quieres, disfrutas y gozas tu trabajo? Porque cuando entendamos nuestro trabajo como una bendición de Dios, lo empezaremos a disfrutar. 

Resucitar es ser hombre nuevo, es admitir un error, pero ¡no volver a cometerlo! Todos tenemos errores, es malo no tener errores. Somos seres imperfectos, pero perfectibles. Bien me decía mi suegro: “Roberto, en la vida siempre tendrás pagos, problemas y enfermedades, los únicos que no tienen problemas...están dos metros bajo tierra”.

Para resucitar hay saber que tenemos que hacer ¡y hacerlo! Hoy la vida te grita que seas feliz, y te realices como un ser humano en plenitud, no me digas que no puedes, querer es poder. 

“No me digas como lo vas hacer, dime como lo hiciste”. Es una buena frase para que se las digas a tus colaboradores en tu trabajo.

Resucitar con Jesús es ser hombre nuevo; es disciplinarse a si mismo, bajo sanos principios, y someternos deliberadamente a esa disciplina. Disciplina en empezar un nuevo negocio, una nueva vida; es empezar una nueva dieta. Yo como médico le digo a mis pacientes: “Come la mitad, camina el doble, sonríe el triple y ama el cuádruple”.

Empieza a caminar y a mover las tijeras. Deja de fumar, deja el alcohol, la droga.... ¡Hoy es un buen día para dejar todo eso que nos quita la vida y resucitar a una nueva existencia!

Porque resucitar con Jesús es levantar el espíritu, es soñar en grandes empresas y conseguirlas. Tal vez eres un cadáver ambulante con el sudario puesto; hoy te puedes liberar de la muerte y empezar a vivir tu vida, y vivirla en plenitud. Resucitar es estar naciendo cada día con alegría, optimismo y amor. Es comprender que tenemos que cambiar en nuestras vidas, y como debemos de vivir nuestra nueva vida, para que valga la pena de vivirla con entrega, servicio y generando bienestar.

Necesitamos personas que resuciten todos los días, que resuciten a una nueva vida de amor, de servicio y de entrega, que estén ocupados en nacer y no en morir, eso lo necesita tu familia, lo pide Dios, y lo exige nuestro México. 

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