Juegos tradicionales con juguetes

Además de las canicas, en la Península se usaron por largo tiempo los barritos, especie de canicas pequeñas de color barro o rojizas que solían jugar los niños.

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En la península de Yucatán, además de los juegos y juguetes propios de la región, fueron llegando otros de distintos lugares del mundo (trompo, pirinola, papagayo, yoyo y canicas, entre otros) que se fueron  adaptando a las condiciones sociales, culturales y geográficas, aunque ninguno adoptó algún nombre maya.

A través de varias generaciones los yucatecos (mayas o no) nos hemos entretenido y hemos desarrollado destrezas, retado a la suerte y creado nuestros propios mundos a través de juguetes. Éstos por lo general son elaborados artesanalmente a base de madera, latón, papel, cartón, piedra, etc.

En Yucatán a la suerte hecha con el balero (derivado de bala) que consiste en ensartar repetidamente la punta del palo en el cilindro se le llama “hacer capirucho”. En otras palabras, ponerle capirote o capucha.

Además de las canicas, en la Península se usaron por largo tiempo los barritos, especie de canicas pequeñas de color barro o rojizas que solían jugar los niños. Al lance en el juego de canicas, en el cual los tiros de dos o más jugadores hacen carambola, se les llamó hacer chirias (chiras en el altiplano mexicano).

Se dice que el trompo (derivado de trompa) “se duerme” cuando gira por largo tiempo de manera uniforme y sin sobresaltos, puede ser en el piso o en la mano. Un antiguo juego de trompos se conocía como lomtok’ (del maya loom, punzar, herir con algo puntiagudo y tok’, piedra dura) y consistía en poner el trompo para que el rival trate de partirlo lanzándole el suyo; el trompo que se partía primero perdía.

Otro juego, que formaba parte del juego de los papagayos, se conoció como chukemache (del maya chuuk, alcanzar, prender y mach, asir con la mano, agarrar). Se trataba de lo siguiente: cuando el papagayo está empinado y el viento es recio, se amarra en la cola o punta del hilo un manojo de yerbas; en un momento dado se suelta éste y los niños tienen que correr para agarrarlo. Si lo alcanzan ganan; si se les escapa pierden y también se pierde el papagayo. En el altiplano al papagayo le llaman papalote (del náhuatl papalotl, mariposa)

Un juego infantil que cayó en desuso es el tantink’ul (del maya ta’ak-um, guárdalo; ti’ in, en mi; k’uul, rabadilla) frase que textualmente dice “guárdalo en mi rabadilla”. Los niños se sientan en fila con las manos en la rabadilla en disposición de recibir lo que les dan para guardar cerrando la mano. Otro jugador, parado frente a la fila, pide la cosa guardada y si atina con el guardador, éste  entrega lo guardado y sale a ocupar el lugar del peticionario, quien repetirá la misma acción.

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