Juicios temerarios

Para la persona que tiene aspiraciones, cada día es un nuevo reto y una oportunidad para ser mejor en los diferentes roles que acepta en su vida.

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La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria.- Daniel Goleman
 

Vivir la vida dejándose llevar por el impulso del momento, sin darse tiempo de pensar y reflexionar acerca del sentido de lo que se hace y/o dice, así como de las consecuencias, lleva a perder el propósito de vida. 

Hay quienes se alteran en exceso por un hecho o situación contraria a su modo de pensar o de ser y se hace imposible una convivencia sana. Las discusiones y conflictos se van acentuando, tanto en el ambiente familiar como en el laboral, ya que descargan su tensión de esa manera. Carecen de armonía y de equilibrio.

Tienen problemas con todo el mundo y culpan a  otros de sus dificultades. Esto nace de un desamor muy grande hacia sí mismos,  por lo que continuamente se sienten ofendidos, rechazados, heridos, criticados y maltratados. 

Es importante tener un “proyecto de vida”. Cuando no se tiene un plan, ésta transcurre sin dirección. Conforme avanza la vida y nosotros inseparablemente con ella, dejamos una huella que puede ser excelente, regular, o vergonzosa. Nuestras acciones tienen siempre consecuencias.

Para la persona que tiene aspiraciones, cada día es un nuevo reto y una oportunidad para ser mejor en los diferentes roles que acepta en su vida, tales como: hij@, estudiante, deportista, profesionista, obrero, ciudadano, espos@, papá, mamá, etc. 

Vivir mejor exige un carácter ecuánime sin caer en el conformismo, la pereza y la indiferencia que son barreras que impiden ascender a mejores niveles. Hay quienes se preguntan: ¿Qué me pasa? ¿Por qué todo me sale mal? Los pensamientos negativos atraen resultados negativos. Quien cree en sí mismo y tiene claros sus objetivos no actúa por el impulso del momento sino se esfuerza en hacer bien sus tareas, inteligentemente. 

Al tomar consciencia de esta realidad, tenemos la posibilidad de cuidar pensamientos, palabras y conductas, puesto que aun arrepintiéndonos y alegando ignorancia, la ley de “causa-efecto” tiene lugar irremediablemente.  Vale la pena controlar los impulsos y pensar… para hacer contacto con la realidad.

Esto mejora la calidad de vida en todo sentido. Podemos aprender a manejarnos mejor, y reconocer: QUE LO QUE ES, ES y no hay vuelta de hoja. Pongamos en primer lugar el amor, la bondad, la comprensión y el equilibrio en lugar de la actuación impulsiva. Pensemos, pensemos… antes de actuar y de hablar. Los frutos que cosecharemos serán cada vez mejores

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

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