Justo en el blanco

De la cúpula del PRD y su concomitante –compañero extraño– líder del partido albiceleste, puede esperarse cualquier cosa...

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De la cúpula del PRD y su concomitante –compañero extraño– líder del partido albiceleste, puede esperarse cualquier cosa, y fue muy importante para proseguir con urgencia el doble propósito de presionar más y contundentemente para quitar la cabeza visible de la planilla de Othón P. Blanco a Andrés Blanco Cruz, pretendiente a encabezar la alcaldía capitalina. Y lo consiguieron.

Nocaut con golpes derechosos e izquierdosos propinados al estar el contendiente Blanco sentado en el banquillo de su propia esquina y, con un efectivo “gancho a la quijada”, lanzado con la izquierda de su propio manager, junto a los “seconds” que ensuciaron los protectores y le quitaron los guantes.

La solicitud de impugnación que emprendió el emperador del PRD en Cancún, Julio César, a pesar de las trampas para no dar el recurso prioritario correspondiente para los gastos de campaña de la planilla para las elección municipal de OPB, no se molestó en cuidar las  apariencias del constreñimiento intestino que padecen las tribus al interior del PRD.

E n una escolia se señala que al impugnado, Andrés Blanco Cruz, se le revierte la aspiración avalada por el Ieqroo, sin menoscabo que esta fuera de su alcance si es impugnada en los términos legales ante los tribunales siguientes como candidato a presidente municipal, y  quedó fuera porque incumplió los requisitos del reglamento electoral que lo obligaba a  separarse del cargo.

Resalta el imperioso –de imperio– sometimiento a los que fueron militantes renegados perredistas que denunciaron el voto asistido en la elección interna de sus candidatos con la aplicación de un paquete de cédulas para que delegados a modo pudieran votar para sí mismos, lo que habría generado ataques y dudas sobre su imparcialidad.

El uso de recursos designados al proceso inclinados a favor de la campaña de Graciela Saldaña Fraire, candidata del emperador del norte, y dejarle “migajas” a la planilla del llano en llamas del sur, los insultos contra el contendor tricolor a través de los medios, y hasta implicar al gobernador con críticas malhadadas, como han hecho los tildes nacionales del PAN, Gustavo Madero, y del PRD, Jesús Zambrano, en su visita al estado, son síntomas de fragilidad, flaqueza y debilidad, y se produce cuando la escasez es similar a la de una recesión por guerra, y más cuando se está en ruinas, cuando ipsofacto saltan los ávidos con el feroz acoso por conquistar el mercado electoral.

Es inaceptable que después de dos meses de la implosión en el PRD que causó decenas de tirados y heridos, además de otros daños cuantiosos, todavía estén induciendo ante tribunales acciones correctivas y sanciones a quien corresponda.

Lo cual hace suponer que la tesis del ataque del imperio perredista instalado en Cancún no es la única y que, entre otras, la falta de confiabilidad operacional por problemas de mantenimiento de su militancia podría estar siendo considerado de pronóstico reservado y sea efecto de mayor siniestro como precedente electoral.

Que la demanda de sufragios para repartir dividendos en el poder del dinero sea tan  extremadamente alto de adversidad, es el síntoma y no la causa del problema del conciliábulo opositor con el que quieren convertir con sus repartos un imperio, y van con todos los legionarios que buscan deshacerse a la mayor brevedad de cualquier saldo negativo que no necesiten en el cortísimo plazo del proceso.

Para denostar algo que no resulta satisfactorio, o de una persona que no satisfacía las expectativas a modo que se habían propuesto para ello, los organismos políticos antagónicos, PAN y PRD, creen en las estadísticas donde estilistas, maquillan, recortan y adicionan cifras favorables según su conveniencia. 

Y en ningún caso estos genios de las alianzas atípicas –ahora en conciliábulo de facto– pudieron predecir el desastre, ni han sabido cómo enderezar el entuerto que, las más de las veces, ellos mismos han generado.

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