No he leído Crónica de la eternidad, el libro de Christian Duverger, pero por lo que vi y escuché en sendas entrevistas con Carlos Puig y Luis Prados, compro por adelantado la frase de este último en cuanto a que el historiador y antropólogo francés acaba de arrojar una bomba en las tranquilas aguas de la historia y en la percepción que españoles y mexicanos tienen del pasado.

¿Qué hizo Duverger? Desarrollar, al parecer muy bien, la tesis de que Bernal Díaz del Castillo nunca pudo haber escrito La historia verdadera de la conquista de la Nueva España. ¿Quién la escribió, entonces? Hernán Cortés, ni más ni menos.

Duverger arriba a esa conclusión tras estudiar omisiones y contradicciones en las fechas y hechos, en la lingüística y las relaciones de Cortés y Díaz del Castillo: “No puede haber otro autor que Cortés, quien, orgulloso de lo que hizo, inventa el personaje del soldado anónimo con la libertad de un novelista”.

Las prohibiciones, venganzas, manipulaciones y plagios pusieron a rodar el manuscrito que Cortés habría producido entre 1543 y 1546 (en una de las vicisitudes, la obra cae en Guatemala en manos del hijo de Díaz del Castillo) hasta su definitiva impresión en Madrid en 1632.

“La Corona quería matar su memoria, pero Cortés sabía que su aliada era la posteridad”, afirma Duverger. “El señor de la guerra, satanizado por la historia, es el verdadero autor. Muchos dudaron, pero la fuerza de los esquemas mentales, de los prejuicios, los disuadió. Yo pertenezco a una escuela de historiadores que fomentan la duda como método”.

Crónica de la eternidad. Duda obligada para el fin de semana.