El sábado 28 de junio, en su confortable residencia de  Miami y  lejos de  los escenarios que alumbraron su arte musical, cumplió 85 años de edad la notable y muy querida cantante cubana Irene Farach. 

Como de costumbre, hablé  para saludarla y, como es su costumbre, me recibió con la frase de siempre: -“¿Qué tal, compadre? ¿Cómo está mi linda Mérida? ¿Qué me cuentas de los amigos?

A partir de allí,  comenzó un amplio repaso de los amigos y promotores de la cultura y la música  con los  que Irene  compartió experiencias en los muchos años que vino a cantar a Mérida; veinte  de ellos en el Peón Contreras, que  siempre lució  abarrotado de los admiradores de su espléndida voz. 

Y es que  por Irene  aplaudimos  en Mérida a los  grandes  compositores pianistas  de la década cuarenta,  como Juan Bruno Tarraza, Rene Touzet, Mario Fernández Porta, Osvaldo Farrés y Julio Gutiérrez,  autores de los  inolvidable boleros “Soy feliz”,  “No te importe saber”, “Qué me importa”, “Toda una vida”, “Acércate más” e “Inolvidable”.

Junto a Irene aplaudimos a los exponentes del filin cubano como Frank Domínguez, Meme Solís, Luis García y Pepe Cañete, lo mismo que a notables compositores mexicanos  como Gabriel Ruiz,  Mario Ruiz Armengol y Armando Manzanero.

Pero también cantó acompañada del gran Pastor Cervera, de Judith Pérez Romero y Ligia Cámara, la Típica Yukalpetén, el Mariachi Mérida 2000 y el Grupo de Ricardo Quiroz. 

Para mí es un privilegio ser su amigo personal y compadre y haber tenido el honor de ser su director artístico en Mérida, en el Teatro de Bellas Artes de  San Juan, Puerto Rico, y varias veces en el Centro Cubano de Madrid, donde compartimos  recitales de boleros de oro y poemas de amor.