Atinaron sin duda los que dijeron que el principal enemigo de la reforma educativa no era Elba Esther Gordillo, sino las hordas violentas e ignorantes del supuesto magisterio disidente agrupado en la CNTE.

Y es que hoy por hoy la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación es obviamente un dique para sacar adelante los cambios que necesita la educación en México. Pero no solo eso: con el pretexto de la disidencia es en los hechos un cáncer que carcome a generaciones de niños que tienen la desgracia de pasar por sus aulas en Guerrero, Oaxaca, Chiapas y el Distrito Federal.

Es indignante ver a un grupo de inmorales e ignorantes, como son los voceros de la CNTE, reventar clases, bloquear carreteras e incendiar edificios públicos sin que pase nada.

Es una vegüenza ver cómo estos grupos de supuestos maestros negocian su impunidad y para ejemplo están Oaxaca y Guerrero, donde la CNTE de plano dobló a los gobernadores Gabino Cué y Ángel Aguirre.

Lo que ocurre en el sector educativo es absolutamente relevante, pues tiene que ver con la formación y el futuro de millones de mexicanos.

Los hechos no dejan lugar a dudas. Tan solo en Oaxaca hay unos 10 mil seudoprofesores que cobran —como prestación— sin trabajar. Esos miles de aviadores y defraudadores son los que engrosan las filas de la CNTE

Es simplemente criminal que miles de niños ni sepan lo que es vivir con dignidad y la necesidad de crecer y ser mejores, pero que no pueden lograrlo porque hay 10 mil abusivos que cobran, pero no se ocupan de sacarlos adelante.

Al final, puede gustar o no, pero si Enrique Peña Nieto ya reventó a Elba Esther Gordillo como dirigente del SNTE tiene la obligación de acabar con el chantaje, la simulación y la desestabilización de la CNTE a cualquier costo.

Otra cosa sería simplemente una lamentable simulación.