La COP 21 en París, a 5 años de Cancún

Hace 5 años, en estas mismas fechas, cuando trabajaba aún para el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF)...

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Hace 5 años, en estas mismas fechas, cuando trabajaba aún para el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) me tocó participar de cerca en las negociaciones de los delegados durante la 16va Conferencia de las Partes del Convenio Macro de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, mejor conocida como COP 16.

He de confesar que el aprendizaje de aquellas fechas, pero sobre todo lo que ha (y no) sucedido en materia de un acuerdo vinculante a nivel global, las acciones puntuales y ambiciosas de países y estados, en especial en Estados Unidos, pero también lo que ha pasado (o no) a nivel local, me hace reflexionar en la verdadera necesidad de tener un acuerdo que obligue a los países a reducir emisiones de CO2.

Esta semana se celebra una edición más de la ya famosa COP, la edición 21 ahora en Paris, en medio de una psicosis colectiva por los recientes atentados en la ciudad, y pareciera que los objetivos que se plantean son los mismos que hace cinco años en Cancún:  buscar el logro de un acuerdo vinculante que permita no superar los 2 grados Centígrados a final de siglo, negociar la financiación de países desarrollados a los menos desarrollados y avanzar hacia economías libres de carbono.

Se busca que este acuerdo, que sustituiría al Protocolo de Kyoto, y que entraría en vigor a partir del año 2020, con una visión al 2050,  lo firmen todos los países del globo, a diferencia de lo sucedido en Kyoto, que fue firmado por una minoría.

Y pregunta que me surgen es, se firme o no el acuerdo, ¿podemos esperar a nivel local hasta 2020 para tomar acciones?

La respuesta es no, porque nos quedamos atrás de los demás, pero también, corremos riesgos importantes en nuestros destinos y ciudades; el avance en varios países (incluido México) ha sido importante; en 2014 por ejemplo, cerca del 10% de la energía ya vino de fuentes renovables, más de 170 países han presentado previo a la COP sus compromisos de reducción de emisiones, países, estados y municipios ya trabajan en planes de mitigación y adaptación al cambio climático.

Hay que estar preparados; como sector turístico, el sector contribuye a nivel mundial con alrededor del 5% de las emisiones; y aunque el mayor responsable es el sector de transporte, los hoteles y otros servicios tienen su responsabilidad. Y por supuesto, la zona costera y las selvas del estado de Quintana Roo tienen el potencial de capturar carbono pero también de reducir la vulnerabilidad a los efectos del Cambio Climático.

La pregunta es: ¿estamos en Quintana Roo haciendo lo suficiente? Creo que a nivel política pública se han dado algunos pasos, hay instrumentos, herramientas y planes que nos dan los lineamientos para avanzar hacia un turismo bajo en carbono, pero también, a identificar zonas de riesgo, y plantear estrategias de  adaptación al cambio climático.

Hasta ahí todo bien pero… ¿A nivel ejecución? Creo que aún nos falta muchísimo por hacer y por consolidar para que los tomadores de decisiones consideren este tema como prioritario. Hay algunos ejemplos importantes, como algunos hoteles e iniciativas que incluso han sido documentadas por SECTUR en la Guía local de mitigación y adaptación al cambio climático.

Aunque después, uno voltea a ver el proceso que lleva el Programa de Ordenamiento Ecológico de Tulum, y se da cuenta que el tema cambio climático aún no se toma en cuenta en temas tan básicos como la determinación de vocaciones del suelo; a veces pareciera increíble que los interesados, no tomen en cuenta que el desarrollo acelerado en zonas vulnerables, traerá consecuencias importantes, como ya vemos en otros sitios.

En fin, con acuerdo o sin acuerdo, si en lo local no tomamos acción, poco lograremos para tener destinos y ciudades bajas en carbono, y adaptadas a los impactos. Y eso costará más, mucho más, que el hecho de tomar acción.

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