La Dictadura Perfecta

Aunque La Dictadura Perfecta me pareció que ridiculiza todo el sistema mexicano, más que satirizarlo, es una buena referencia y uno como espectador inmediatamente empieza a relacionar a los personajes con las personas de la vida real.

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Cuando uno hace producciones audiovisuales, sabe los problemas y gastos que conlleva hacer algo de calidad. Por eso trato de ir a cuanta película mexicana llega a los cines, como forma de apoyar la producción nacional. Le cuento esto porque fui a ver la película La Dictadura Perfecta, del mismo director de La Ley de Herodes, que, si acaso no la ha visto, la recomiendo ampliamente. 

Resulta que la película ha sido muy controversial por la temática que presenta, de políticos priistas que a como dé lugar quieren quedar en el poder y de cómo se maneja su imagen, ayudados por las grandes televisoras, para que sean vistos como las mejores personas, aunque sean unos malandros de lo peor. ¿Le suena?, estoy segura que sí.

Bueno, pues aunque la película me pareció que ridiculiza todo el sistema mexicano, más que satirizarlo, es una buena referencia y uno como espectador inmediatamente empieza a relacionar a los personajes con las personas de la vida real. Más ahora que estamos en plena temporada electoral.

Yo no pude dejar de pensar en nuestros queridos candidatos tan desesperados por ser los mejor vistos para llegar a la alcaldía de Mérida. Ahí tenemos a un Mauricio Vila que está saliendo como salvador del PAN ante el malvado fiestero de Raúl Paz, quien, a su vez, dice que él sigue trabajando por Mérida y que nosotros podríamos completar con un “y lo que digan los demás me vale”.

También tenemos a un Víctor Caballero a quien le han suavizado la imagen y ahora se hace acompañar de su familia, se rodea de jóvenes y empresarios y hasta se arremanga las camisas, como hacía Mauricio Sahuí en sus tiempos de juventud. Y no es que Mauricio ya no sea joven, pero con esa imagen que le pusieron, sentado en una mecedora, tomando fresco y recordando aquellos viejos tiempos en donde todos éramos buenos vecinos, siento que ya le debo decir don Mauricio. 

Un Nerio que de pronto recobró fuerza y Pancho Torres que ya vio que lo de las esterilizaciones es lo de hoy y ahí anda apoyando a gatos y perros para que no se reproduzcan. 

Y qué me dice de todos aquellos que a través de una asociación andan tratando de quedar bien con la gente. 

El tema es que, como todos hacen lo mismo, se vuelve una práctica común, que no por eso está bien, y luego terminan siendo ridiculizados en la pantalla grande. 

A mí me sigue impresionando que le aplaudan al gobierno por permitir que la gente vea la película. ¿Por qué no habría de hacerlo? ¿O acaso insinúan que hay censura en este país y en este estado? Yo la vi, cómodamente, en los cines Siglo XXI, con un bote de palomitas y una cola bien fría.

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