La doble tragedia de Michoacán

Parece que lo más importante ahora no es cómo rescatar a Michoacán de las manos del crimen organizado.

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En las últimas dos décadas varios estados han sufrido por las cíclicas y crecientes olas de violencia provocadas por el crimen organizado. Chihuahua, Jalisco, Morelos, Baja California, Tamaulipas, Guerrero y Veracruz han conocido la desestabilización y el terror y ahora tocó el turno a Michoacán.

Ahí las redes del narco han infiltrado y contaminado a las policías locales y federales, a autoridades municipales o estatales, como revelan informes de los órganos de inteligencia del Estado mexicano; al cultivo y tráfico de droga el grupo dominante en la región, Los caballeros templarios, sumó el secuestro, la extorsión y el contrabando.

Se agrega a ello la acción de las autodefensas, que no son otra cosa que grupos paramilitares creados y financiados por cárteles antagónicos a los Templarios, y que de manera ignorante o interesada son promovidos por algunos medios y periodistas como expresiones sociales producto del abandono de las funciones de seguridad a las que están obligadas las autoridades municipales, estatales y federales, circunstancia real, pero que no explica cómo cuentan los grupos de autodefensa con armamento pesado, vehículos y equipos de comunicación que cuestan miles de dólares.

Frente a todo esto, además a los michoacanos les toca vivir una doble tragedia: la de la violencia y el control que ejercen las bandas del narcotráfico en su territorio junto con la provocación permanente de las autodefensas y que hoy su situación crítica sea utilizada por los partidos como un arma más en su lucha por el poder a su interior y en el mismo Michoacán.

Pero esto no era nuevo, comenzó desde la pasada elección de gobernador, cuando la hoy senadora Luisa María Calderón, hermana del entonces presidente y candidata del PAN, al verse derrotada descalificó los resultados alegando que el narco había impulsado el triunfo del priista Fausto Vallejo, tema que nunca ventiló durante una campaña que de inicio la había puesto arriba en las encuestas tras el cuestionadísimo gobierno del perredista Leonel Godoy.

Ahora que el Ejército, la Marina y la Policía Federal intervienen para quitarle al narco el control del puerto de Lázaro Cárdenas, acusa versiones de supuestos documentos sobre presuntas reuniones entre Jesús Reyna, secretario de Gobierno michoacano, y Los caballeros templarios (que deben ser aclaradas). 

Luisa María Calderón -quien busca ser otra vez candidata a la gubernatura en 2015 y juega con todo contra la reelección de Gustavo Madero al frente del PAN- vuelve a la carga aludiendo a una reunión de la Comisión de Seguridad del Senado a la que sea colaron miembros de ese cártel, situación que en su momento no hizo del conocimiento ni de la directiva de esa Cámara ni de las autoridades policiacas.

Así, tal parece que lo más importante ahora no es cómo rescatar a Michoacán de las manos del crimen organizado, sino cómo pegarle al gobierno de Fausto Vallejo para llegar en mejor posición a la disputa por la gubernatura en 2015. En fin...

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