La exageración en el habla del yucateco

El prefijo intensivo requete– es de uso común para resaltar el valor de adjetivos: Está requetechulo el nene’.

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Las expresiones hiperbólicas o exageraciones son una manera natural de expresión oral en el habla del yucateco. Asimismo, existen muchos vocablos que se utilizan para la ponderación excesiva y que constituyen un testimonio de la personalidad del pueblo yucateco, por ejemplo:

¡Ya te lo dije 500,000 veces! Aunque sólo lo haya dicho tres veces. “Lo encontraron en un charco de sangre”. “Del jalotón que le dio le arrancó un chumazo de pelos, casi la dejó calva”. 

Otros ejemplos que sobrevaloran el mensaje expresado son: “¡Vamos, ya es tarde, me va a matar mi papá!”. “No me jalotees, me vas a arrancar un brazo”. “Fo, arredobaya, como apestaba, casi vomito mis tripas”.

El prefijo intensivo requete– es de uso común para resaltar el valor de adjetivos: Está requetechulo el nene’. Es requetebailador ese Miguel. Es requetechismoso ese Martín. Ya es requetetarde. El yucateco nunca usa retechulo, retebailador, retetarde, retechismoso, como en el centro del país. 

Esta forma se emplea también con valor adverbial antepuesto a verbos para indicar una mayor intensidad en la acción de éste o para aseverar enfáticamente la misma: “Se lo réquete-dije, pero no me hizo caso”.

“Aistá lo réquete-pegaron entre todos”. “Lo réquete-zamarreó en su hamaca”. “Me lo requetedio, pero quién sabe dónde lo dejé”. “Lo réqueteviste y no me lo dijiste”. También tiene el valor de “muy bien”, excelente: “Lo hicieron requetebién esos chiquitos”

Con el prefijo re- también intensifica o resalta el valor de adjetivos y adverbios: Esa reca... ya fue con el chisme. ¿Qué rech... hiciste? 

Una forma coloquial para indicar algo que se hace con exceso es “cuidado” [cuidáo] que equivale al adverbio “mucho”: ¡Cuidáo que habla ese Luis Angel!”. “¡Jesús! cuidáo que come tortilla ese ninio”. ¡Cuidao que fue gente al entierro! ¡Cuidáo que tardaste!

Es común el uso de “demasiado” por muy, mucho: “Está demasiado salado este caldo”. “Demasiada buena estuvo la comida para ser gratis”. “Está demasiado gordo el cochino”.

Es frecuente que se cometa un dislate cuando se usa como adjetivo debiendo serlo como adverbio, en cuyo caso demasiado resulta invariable para modificar un adjetivo masculino (demasiado bueno) o uno femenino (demasiado buena): “demasiado apretado” y “demasiado apretada”.

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