La fundación de Kanxoc

Tanto el pueblo como la iglesia fueron construidos por los silan máako’ob, antiguos hombres sabios.

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Gracias a la investigación de la antropóloga Cecilia Lara Cebada supe de este mito. El lugar que ahora ocupa la comunidad de Kanxoc era un punto en el monte. Nadie habitaba en ese sitio, sólo existía un cenote.

Un día unos cazadores vieron que allí vivía un niño máasewal. Éste tenía maíz y animales como todo milpero. Los hombres se dieron cuenta de que estaba solo y dieron parte a las autoridades. Enviaron a cien soldados por el infante pero éste no quiso acompañarlos. 

Quisieron llevarlo por la fuerza, pero el niño sacó entre su leña un arma tan poderosa que con un disparo calcinó a todos los militares. Nada más quedaron dos sobrevivientes quienes fueron a informar lo que pasó.

Vinieron más soldados pero sucedió lo mismo. Los sobrevivientes regresaron de la ciudad con todos los elementos que tenían, pero el niño ya había desaparecido y nadie supo más de él. 

Con el paso del tiempo llegaron las personas a vivir cerca del mismo cenote; así surgió el pueblo de Kanxoc. Más tarde vinieron los españoles. Hay quienes dicen que éstos construyeron la iglesia. Pero otras personas saben que tanto el pueblo como la iglesia fueron construidos por los silan máako’ob, antiguos hombres sabios. Estos tenían el poder de mover las piedras con sólo silbar. 

Así construyeron todo.

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