La generación que viene

Los nacidos a partir de 1990 del siglo pasado están empezando a salir de la universidad...

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Los nacidos a partir de 1990 del siglo pasado están empezando a salir de la universidad -o están llegando a ella-. Será la nueva generación que mueva el destino de Quintana Roo en todos sentidos con una visión más práctica de la vida, menos mediatizada y politizada, pero con una herencia tecnológica que seguramente ordenará nuestra realidad de una forma impensable para la saliente generación X y la presente generación Y.

La nueva oleada de jóvenes que se está preparando en las universidades privadas y públicas de nuestro Estado, es, por suerte, y para la realidad que vive el país, apolítica. Y es por suerte porque seguramente construirá el nuevo modelo que se necesita para que Quintana Roo y México salgan del marasmo que conviene a la actual clase política -un país dormido es más fácil de controlar que uno despierto y pensante-.

La generación nueva está construyendo sus propias reglas. Está dejando atrás el consumo convencional de noticias para formar su propio mundo a través de las redes sociales y del internet. Para esta generación digital es más importante y trascendente socializar, conocer y criticar a través de sus propios códigos: memes que son más efectivos que una página o comentario editorial en algún medio de comunicación tradicional; videos –por encima de noticiarios- que denuncian los permanentes abusos de autoridades contra la sociedad; podcast que superan las ondas de radio y revelan complicidades oscuras entre empresarios deshonestos y políticos avariciosos. 

Esta juventud ha establecido nuevos roles en el entorno digital: hackers éticos que en lugar de tomar un fusil, se arman con el conocimiento y penetran los sistemas oficiales y empresariales para revelar secretos que lastiman a la sociedad civil; vloggers que le están dando una nueva dimensión al entretenimiento en los canales populares de video en internet; blogueros que se constituyen como los nuevos líderes de opinión. 

Ese contexto digital se vive y se respira en las universidades, cuyos académicos tienen el reto de preparar a las nuevas generaciones para un presente que se empeña en excluirlas.  

Los universitarios no son, como despectivamente se les ha llamado, “autistas políticos”. Quien quiera su voto primero les debe explicar por qué los partidos políticos sólo sirven a sus propios intereses y no a los de sus militantes, simpatizantes y sociedad en general. Les debe explicar por qué conviene que haya una derecha y una izquierda independientes, y no una alianza de tendencias ideológicas disfrazada bajo el signo de la “modernidad” o el “pensamiento incluyente”.

Esta nueva generación de universitarios no es ajena a la costumbre malsana de la tranza, la corrupción y la prostitución de instituciones, pero precisamente por eso, por su actitud contestaría de cambiar ese estado de cosas, hará la diferencia en un México, que por desgracia, muchos ya no veremos.

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