La imposición y los 19.2 millones de idiotas

Se inventó, y en cierta forma se mantiene, el mito de la “telecandidatura”, sin importar que 19 millones 227 mil mexicanos terminaran votando por el mexiquense.

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Se cumple un año del triunfo de Enrique Peña Nieto. Victoria demeritada de principio a fin por sus adversarios. El presidente del PAN, Gustavo Madero, la atribuyó a los billetazos y engaños del PRI. Perredistas y especialmente lopezobradoristas reclamaron que se trató de una imposición diseñada y ejecutada con maestría por las siniestras fuerzas corruptoras y sus medios de comunicación.

En ambos casos se le dio trato de estúpido al grueso de los mexicanos. De ignorantes que compran a ciegas lo que sale en televisión y están dispuestos a pervertirse por una limosna, para luego cumplir caballerosamente su palabra con un voto secreto.

Se inventó, y en cierta forma se mantiene, el mito de la “telecandidatura”, sin importar que 19 millones 227 mil mexicanos terminaran votando por el mexiquense: 19.2 millones de idiotas, al fin.

Se intentó fabricar el poco verosímil caso Soriana. Fueron a colgarse de un defraudador de siete suelas de apellido Aquino para denunciar una irreal maquinación financiera en Estados Unidos. Se ahogaron con los monederos Somex. Quisieron probar la compra de votos con gallinas, cerdos y sartenes troqueladas. Todo, excepto aceptar que 19.2 millones de voluntades querían a Peña Nieto.

Se habló entonces del inexorable estallido social, una ola justiciera que pondría a cada quien en su sitio. Lo que llegó fue un puñado de violentos que se estrenaron el 1 de diciembre. Más los de siempre, en Oaxaca, Guerrero, el SME, que reclamaron cualquier cosa, menos el “fraude electoral”.

Fraseología, supersticiones y desprecio por las pruebas. Un año ya. 

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