La irritación de Abuxapqui

Como si fuesen actos premeditados de mala fe, el ex alcalde Carlos Mario Villanueva dejó a su sucesor...

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Como si fuesen actos premeditados de mala fe, el ex alcalde Carlos Mario Villanueva dejó a su sucesor Eduardo Espinosa Abuxapqui cuentas por pagar y expedientes que provocan salpullidos, acentuando los dolores de cabeza que ha enfrentado esta administración capitalina.

Ni en su primera estancia como alcalde –de 2002 a 2005– Abuxapqui tuvo que lidiar con una avalancha de problemas de diverso calibre, difíciles de enfrentar por la debilidad de las finanzas y que además abren flancos de batalla que distraen la atención de cuestiones de fondo expuestas con frecuencia por años, y cuya atención y respuestas son responsabilidad ineludible.

Abuxapqui relevó en 2002 a Moisés Pacheco Briceño, quien como alcalde sustituto reemplazó a Eduardo Ovando Martínez. Este abandonó la silla municipal a los nueve meses para ser candidato triunfador del PRI al Senado, en la contienda de principios de julio de 2002.

El gobernador Joaquín Hendricks envió a su compadre Moisés Pacheco a esa posición donde tuvo un desempeño que osciló entre lo nefasto y lo mediocre, pero incluso con esa calificación adversa entregó a Abuxapqui una administración en marcha.

Pero en esta ocasión el alcalde chetumaleño recibió una administración en muletas y con achaques al por mayor, como un paciente tuberculoso. Y para mala fortuna de Abuxapqui, han emergido cuentas por pagar insospechadas que suman millones de pesos.

Los actos del hijo del ex gobernador Mario Villanueva hicieron perder la paciencia al alcalde priísta, quien tiene por prioridad reportar resultados similares a los que entregó en su primer período como alcalde cuando dejó una muy buena impresión que se ha tomado como punto de referencia para definirlo, y que lo hizo apoderarse sin esfuerzo de la candidatura priísta a la diputación federal en 2006, arrasando con un impresionante porcentaje de votos.

Abuxapqui pretende preservar ese significativo porcentaje de aceptación popular que lo mantiene en el liderazgo cuando se habla de políticos chetumaleños, y que lo mantiene como opción sólida cuando se avecinen otros retos electorales.

Pero las desagradables sorpresas que le han explotado al ex alcalde impiden que la carcacha marche a un ritmo aceptable por ser obligada a eludir baches y calles donde está prohibido el paso. Por lo pronto, este lunes el Ayuntamiento tendrá que pagar 1.3 millones de pesos porque la anterior administración –si tal termino puede tener validez a estas alturas– nunca pagó la renta de un inmueble ubicado en el primer cuadro de Chetumal.

La orden del juez es tajante y no deja más opción que el pago. Y este es tan sólo uno de tantos casos que irritan a Abuxapqui, quien enfrenta los días más complicados de su gestión, con tendencia a empeorar.

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