La izquierda ¿unida…?

Ni siquiera la defensa del petróleo y contra la reforma energética pudo unir a esa izquierda, pequeño universo en el que por un lado iba el movimiento de López Obrador y su desobediencia civil.

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¿Y ahora, cuál será su plan C?  Florestán

Uno de los mayores mitos que corean los grupos de izquierda es aquello de que la izquierda unida ¡jamás será vencida!

Y digo que esa invocación a la unidad es la negación de su naturaleza, donde cualquier oposición al gobierno que no sea del PAN se inscribe en ese mundo amorfo que llaman, a conveniencia, izquierda, que va de los maoístas, especie en extinción; a los seguidores del Che, los que ondean la bandera con la hoz y el martillo, los que marchan con fotos de un joven Fidel, los que se cubren la cara con máscaras y se dicen anarkos, los del PT, o de alguna de las tribus del PRD, de Morena, del SME o de la CNTE, los Panchos Villas, la Antorcha Campesina, que tienen como común denominador, la división y el supremacismo.

El caso más dramático lo estamos viendo en la frustrada ofensiva popular contra la reforma energética, aprobada ayer en el Senado a pesar de lo que llamaron el cerco, eufemismo para ubicar un pequeño campamento de seguidores de Morena instalado en el jardín Pasteur, a un costado de ese recinto legislativo.

Ni siquiera la defensa del petróleo y contra dicha reforma pudo unir a esa izquierda, pequeño universo en el que por un lado iba el movimiento de López Obrador y su desobediencia civil; por el otro, separado, la CNTE y más allá el PRD con sus corrientes y tribus, donde buscando lo mismo, Cuauhtémoc Cárdenas no marcha con René Bejarano, que sí lo hace con Jesús Zambrano y donde no aparece Marcelo Ebrard.

Sus diferencias son tan profundas, que ni sus coincidencias los pueden unir.

De ahí sus divisiones, de ahí su debilidad y de ahí su fracaso en las luchas que emprende como se acaba de confirmar con la aprobación de la reforma energética, donde pudieron más sus protagonismos y rencores que el objetivo común de frenar las modificaciones constitucionales en el capítulo energético.

Por eso, cuando escucho en las marchas ese coro de que la izquierda unida ¡jamás será vencida! confirmo que la división está en su naturaleza.

retales
1. Ilusión. Tras el fracaso de Morena para impedir la aprobación de la reforma energética en el Senado, ahora Martí Batres dice que trasladará el cerco a San Lázaro. ¿Cerco? Ese sí que es un mito poco genial;
2. Márgara. Es sintomático que la única intervención memorable de la izquierda en el Senado haya sido la de Layda Sansores quien, escudada en Saramago, dijo a sus pares que privatizaran la p... m... que los parió. Siempre en su nivel; y
3. Toma. Unos 25 diputados pejistas cerraron y encadenaron las puertas del salón de sesiones de San Lázaro, que reforzaron con curules, y tomaron la tribuna en su estrategia de impedir la aprobación de la reforma energética. Nada nuevo. Así son. 

Nos vemos mañana, pero en privado.

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