La jornada electoral (4)

Yo tengo comprometido mi voto, pero cuando el representante ofreció encalar el frente de mi casa, pues, de plano, no me pude negar.

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En el sensible y decidido arranque electoral para la alcaldía de Mérida es una tranquilidad saber que un partido se pronuncia por realizar campañas de altura. Esto obedece, entre otras razones, a la cantidad de personas que viven ahora en torres residenciales, edificios de departamentos y condominios verticales que se extienden a lo largo de la zona norte. Lo anterior ha exigido diseñar estrategias para que las peroratas se adapten a cada segmento de mercado. Es comprensible que diferentes niveles socioeconómicos requieran distintas aproximaciones.

Muestra de lo anterior es el metódico empeño de los candidatos oficiales en sus visitas a lugares con alta marginación; pongamos la colonia Emiliano Zapata Sur I (utilice la aplicación geográfica disponible en su móvil si usted no tiene idea de dónde queda). Conociendo por la prensa las actividades llevadas al cabo por los enjundiosos competidores, sorprende favorablemente el comentario emitido por don Simibuen Canché Pek, vecino de San Antonio Xluch, en una entrevista televisiva:

“Antes nomás venían estos señores con puras promesas, pero esta vez, a pesar del solazo de las doce del día, de que no traían sombrero, guantes ni coas, nos ayudaron a chapear terrenos, acarrear piedra para hacer las albarradas, bajar mango de las matas y entrar al corral para alimentar nuestros cerditos pelones yucatecos.  Yo tengo comprometido mi voto, pero cuando el representante ofreció  encalar el frente de mi casa, pues, de plano, no me pude negar. Con suerte el próximo aspirante se ofrece a reparar la puerta”.

Es evidente que no habrá que esperar esta solícita actitud cuando visiten Altabrisa, Montes de Amé o San Ramón Norte. En esos lugares convendrá esperar la actuación de jóvenes tamboreros que al tiempo de viajar precariamente en camionetas de carga, agitan estandartes, banderitas y propaganda, mientras le pegan con enjundiosa alegría al parche.

Considere reunir 10 vecinos en un parque y tendrá gratis una sabrosa batucada. Con el afán de mantener la imagen pública inmaculada del postulante, se recomienda discreción al ingerir bebidas embriagantes en el baile, especialmente si la comitiva va acompañada de bellas, hermosas y juveniles edecanes embutidas en apretados pantalones o diminutas faldas bailadoras, mecidas al son de la brisa.

¡Vaya biem!

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