La migración, el gran reto en Solidaridad

Este lunes 28, Solidaridad celebra 21 años de ser municipio. Es un periodo breve, en el que su cabecera, Playa del Carmen...

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Este lunes 28, Solidaridad celebra 21 años de ser municipio. Es un periodo breve, en el que su cabecera, Playa del Carmen, ha logrado convertirse en potencia turística mundial, disputando a Cancún el liderazgo en América Latina. Por lo mismo, los desafíos son innumerables y constantes.

Uno en particular, el de la migración incesante, parece el de mayor riesgo. En 1993 la población era de 10 mil habitantes y hoy son más de 195 mil, según el censo del año pasado. Los pronósticos advierten que habitaría más de medio millón en 2025 y más de 800 mil en 2050. A todos, sin excepción, habrá que brindarles vivienda, empleos, salud, educación, seguridad y servicios públicos, en el marco de un desarrollo equilibrado.

Son indispensables las inversiones y la generación de más empleos, ámbitos hasta ahora cubiertos. En 1993 la oferta hotelera era menor a 100 cuartos de hotel y a fines de 2014 habría más de 45 mil, para recibir a los más de 4 millones de visitantes que prevén este año. La Riviera Maya tiene capacidad para construir hasta 20 mil habitaciones en la próxima década.

En empleo, de acuerdo con estadísticas de la Secretaría estatal del Trabajo, más del 95 por ciento de la población en edad laboral está ocupada. Esto, gracias a las inversiones, pues este año empresarios nacionales y extranjeros destinarán más de mil 600 millones de dólares en diversos proyectos turísticos. Uno de éstos contempla una ciudad para dar vivienda a sus trabajadores, lo que refleja la dificultad para construir fraccionamientos con todos los servicios que necesitan esos miles de nuevos ciudadanos.

Aun así basta recorrer Playa del Carmen para notar las invasiones, promovidas por cientos de familias que no tienen propiedad ni acceso a servicios públicos, debido a la misma explosión demográfica.

Así como es necesario fomentar las ideas emprendedoras y crear nuevos sectores productivos para dar cabida a todos los que llegan, es preciso cuidar y potenciar dichos logros. Hay quienes vienen para aprovechar ciertas temporadas o a delinquir porque hay dinero suficiente en un destino así de pujante, aun cuando para otros se ha convertido en el hogar soñado. 

Quedó demostrado en las celebraciones en torno a la Virgen del Carmen, un bien cultural antiguo aprovechado como elemento integrador, el cual permitió compartir a locales, extranjeros residentes, trabajadores temporales y turistas en un mismo espacio.

En destinos turísticos nuevos como Solidaridad, muchos ponen en duda la identidad, un acervo tan amplio, tan diverso, que se nutre todos los días y no sólo con experiencias antiguas o estructuras materiales del pasado remoto. 

En una ciudad con este crecimiento, es necesario reivindicar el bagaje con más frecuencia que en otros lugares, para evitar que se diluya debido a la evolución heterogénea de la ciudad, la llegada ininterrumpida de habitantes procedentes de distintas latitudes y con ideologías diferentes, así como por el perfil de esta ciudad considerada “de paso” por miles. 

Es esto lo que da sentido de pertenencia en una sociedad con ciudadanos que aportan ideas y costumbres disímiles; porque son estas fiestas las que promueven el respeto entre culturas y facilitan la convivencia, elementos detonantes del progreso. 

El reto es lograr la unidad de todos sus habitantes, los que viven cómodamente y los que no. La ruta es consolidar la alta participación de todos, adecuando las expresiones diferentes a las circunstancias de una sociedad dinámica y heterogénea. 

El éxito radicará en enriquecer el destino como producto turístico, sin dar prioridad a “venderlo” a cualquier precio y con las condiciones que impone el cliente como en otros ámbitos. 

Como se lee, la llegada de nuevos habitantes no sólo representa un reto enorme en vivienda o empleo, sino en asuntos más de fondo como identidad.

El reto es, ni más ni menos, no sólo ser un destino líder, sino una ciudad que garantice los niveles más óptimos en calidad de vida.

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