La misión de educar con valores

Redacto estas líneas en la Cuarta Región de Chile, tierra de la única poetisa Nobel...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Redacto estas líneas en la Cuarta Región de Chile, tierra de la única poetisa Nobel latinoamericana: Lucila Godoy Alcayaga, conocida como Gabriela Mistral en el mundo entero. En su casa museo abundan los recuerdos sobre el México del siglo pasado, principalmente de la década de los 20 y los 40, cuando vivió en este país.

En 1922 Gabriela Mistral llegó a México invitada por José Vasconcelos y durante dos años participó en la revolución educativa. Se integró a las misiones rurales instalando bibliotecas y talleres de lectura comentada, porque México fue la única nación del continente que le ofreció a la educadora la posibilidad de plasmar ideas y proyectos que no pudo realizar en esta zona. 

A ella se debe el sistema básico de enseñanza de las primeras letras en comunidades de campo y marginales, hoy extendido a toda América, así como la creación de la Escuela Nocturna para los trabajadores. A esto se añaden las escuelas ambulatorias que ideara el propio Vasconcelos con tan exitosos resultados. Igualmente se integró a las misiones rurales implementadas por el gobierno para adentrarse en los sectores más abandonados de la república.

Durante los años 40, ya en su condición de diplomática, siguió colaborando estrechamente con las autoridades para multiplicar ante todo la alfabetización en las áreas más lejanas, las que conoció, como pocas personas, dos décadas antes.

Educó con valores, quizá lo que mejor hizo en su vida. Porque siempre supo que esta es la mejor forma de sacar adelante a una comunidad y, por supuesto, a un país. Vio en México la oportunidad de enseñar con valores a indígenas, obreros y campesinos para que fueran ellos quienes dirigieran los destinos de sus pueblos. 

La educación es necesaria en todos los sentidos: para mejorar los niveles de bienestar social y de crecimiento económico; para nivelar las desigualdades económicas y sociales; para propiciar la movilidad social; para acceder a mejores empleos; para elevar las condiciones culturales; para ampliar las oportunidades de los jóvenes; para vigorizar los valores cívicos y laicos que fortalecen las relaciones; para el avance democrático y el fortalecimiento del Estado de derecho; para impulsar la ciencia, la tecnología y la innovación.

La educación siempre ha sido importante para el desarrollo, aunque ha adquirido mayor relevancia en el mundo de hoy porque se viven profundas transformaciones, motivadas en parte por el vertiginoso avance de la ciencia y sus aplicaciones, así como por el no menos acelerado desarrollo de los medios y las tecnologías de la información. Mirado así, la educación con valores es la que nos salva o prepara para ese mundo.

En las economías modernas el conocimiento se ha convertido en uno de los factores más importantes. Las sociedades que más han avanzado en lo económico y en lo social son las que han logrado cimentar su progreso en el conocimiento, tanto el que se transmite con la escolarización, como el que se genera a través de la investigación. De la educación, la ciencia y la innovación tecnológica dependen cada vez más la productividad y la competitividad, así como buena parte del desarrollo social y cultural de las naciones, sobre todo las que están en vías de desarrollo.

El legado de la escritora ha sido más valorado y conocido en México que en Chile, donde nació y desarrolló parte de su trabajo literario y académico, coincidieron expertos reunidos en la última Feria del Libro de Guadalajara. Tienen razón. Aquí, en su casa, muy pocos valoran su rica herencia cultural. Como en Quintana Roo, también hay escuelas con su nombre, pero no es suficiente homenaje para alguien que dio su vida a la educación.

Lo más leído

skeleton





skeleton