La moral “flexible”

En Cancún, así como Chetumal, y en municipios que cuentan con periódicos, estaciones de radio y...

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En Cancún, así como Chetumal, y en municipios que cuentan con periódicos, estaciones de radio y páginas de internet con noticias locales, se da una práctica que además de violar leyes vigentes en materia de derechos de autor, atenta no sólo contra la libre empresa y la competencia, sino contra un valor que cada vez, como el civismo en las escuelas, está en desuso: La ética.

Los noticieros radiofónicos, por ejemplo, sobre todo los llamados “nacionales”, con presencia en Quintana Roo, han hecho del plagio de noticias una práctica común; las toman de los diarios impresos o de los periódicos de Internet y les dan lectura, pero jamás precisan la procedencia del medio del que las toman. Este “ejercicio” se ha vuelto costumbre.

No hace muchos años, en las escuelas de periodismo de las cuales provienen algunos locutores o editores de periódicos que hoy son cabeza de equipo en las estaciones de radio y medios impresos y virtuales de Quintana Roo, les llegaron a enseñar que al tomar la información de otro medio, se debía, por rigor periodístico y valor moral, mencionar su procedencia. Las condiciones impuestas por las direcciones comerciales de dichos medios, que buscan hacer negocio sin invertir en recursos humanos, sin duda empujan a hacer más “flexible” la ética de quienes hoy deciden los contenidos noticiosos a transmitir o publicar.

Esa forma de concebir una “empresa”, lesiona de manera desleal y con dolo a las pocas compañías que invierten en una nómina periodística. La evasión en el pago de regalías tiene efectos muy negativos de esta la mala práctica que ejercen las “empresas buitre”, que con su actitud eliminan la sana competencia y ponen presión al crecimiento laboral y salarial, de los periodistas que laboran para organizaciones éticas.

Los constantes monitoreos que realizamos desde las pocas empresas periodísticas con altos estándares de productividad, nos confirman que a diario las “empresas buitre” transmiten o publican contenidos originales de otras compañías, de manera desmedida, a falta de equipos de periodistas que no quieren ni pueden pagar. Sin duda, sus ingresos por la comercialización de sus espacios no son lo suficientemente fuertes para apuntalar una nómina decente de informadores, que en lugar de leer o copiar íntegra una noticia, o refritearla (una noticia de origen a la cual sólo se le cambia ciertos elementos para hacerla “diferente”), salgan a buscarla y llevarla a esos medios, de moral flexible.

¿Qué hacen las “empresas buitre” con los nada despreciables convenios de publicidad, y en algunos casos, de propaganda, que firman con los gobiernos locales y que mantienen, en exceso, a sus pequeñas, por no decir inexistentes nóminas de periodistas? Cuando el convenio supera los ingresos propios por concepto de publicidad comercial, entonces se vuelve subsidio. 

Las malas prácticas se contrarrestan con el imperio de la ley. Pronto veremos sorpresas en ese sentido.

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