La noche del Baktún
¡Es el tiempo propicio de enterrar los rencores, de romper las infamias, de ensayar el adiós
Para Rigoberta Menchú
Cuando cierre los ojos Hunab Kú en el poniente
y el Chikín agorero oscurezca su faz,
habrá seres danzando en la noche silente
y otra vez caracolas llamarán a la gente
a este día del tiempo que no vuelve jamás.
Cuando prenda sus luces Xaman-Ek por el norte
y se doren las piedras del agreste Mayab,
habrá voces suntuarias en armónico acorde
en la verde planicie que se yergue hacia el
norte, implorando a los dioses una era de paz.
¡Es el tiempo propicio de enterrar los rencores,
de romper las infamias, de ensayar el adiós,
de acallar las mentiras que corrompen entrañas,
desechar las pasiones que perturban el alma
y ofrendar las primicias ante el ara de Dios!
¡Es el tiempo anunciado en la mítica cuenta
para hallar nuevos cauces por katunes de luz
y escuchar las consejas de baltsames poetas
que en mayábica lengua, ¡luminosos profetas!,
escribieron su historia antes del Popol-Vuh!
Cuando irrumpan los rayos de Ah Kin Chel por oriente
y disipen la bruma de la noche estival,
una aurora de pájaros agoreros, rientes,
surcarán nuevos aires anunciando elocuentes
que ha nacido otra era en el viejo Mayab!