La odisea de Mario Villanueva

Preso desde hace casi 18 años acusado de una serie de delitos no comprobados relacionados con el narcotráfico y el crimen organizado, el ex gobernador Mario Villanueva Madrid...

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Preso desde hace casi 18 años acusado de una serie de delitos no comprobados relacionados con el narcotráfico y el crimen organizado, el ex gobernador Mario Villanueva Madrid cumplió su condena en Estados Unidos, país al que fue extraditado en condiciones irregulares en mayo de 2010, y será liberado este viernes para enfrentar un nuevo periplo ante el complejo sistema de justicia mexicano.

Por medio de una carta muy completa que publicó en su blog personal, el mítico político chetumaleño explicó a detalle la situación que le espera en su propio país y la ruta legal que tomará su defensa para intentar no morir en prisión, buscando cumplir el resto de su condena -22 años y 7 meses- en prisión domiciliaria, bajo el amparo del Artículo 55 del Código Penal Federal.

Dicho Artículo establece algunos indicadores para que un preso pueda optar por la prisión domiciliaria, entre ellos “cuando la orden de aprehensión se dicte en contra de una persona mayor de 70 años de edad”, o “cuando por haber sufrido el sujeto activo consecuencias graves en su persona, o por su senilidad o su precario estado de salud, fuere notoriamente innecesario que se compurgue dicha pena”.

En contraparte, la norma señala que "no gozarán de esta prerrogativa quienes a criterio del juez puedan sustraerse a la acción de la justicia o manifiesten una conducta que revele su peligrosidad social, ni los inculpados por las conductas previstas en la Ley General para Prevenir y Sancionar los delitos en Materia de Secuestro".

No se requiere ser un experto en derecho penal para asegurar que Mario Villanueva cumple con todos los requisitos de ley para que le sea otorgada este beneficio y viva sus últimos años en su casa de Chetumal, rodeado de sus familiares que han sufrido su ausencia por casi dos décadas, sin embargo en la justicia mexicana la lógica, y la propia ley, pocas veces se impone.

Mario Villanueva y su familia están conscientes que les espera otra odisea legal en este viaje de terror que inició cuando el ex gobernador se enfrentó en 1998 a la voluntad del presidente priista Ernesto Zedillo, quien castigó su rebeldía con saña, usando todos los recursos del estado para acabar con el sureño rebelde.

El ex gobernador chetumaleño no fue una perita en dulce, y en el pico de su poder no dudaba en castigar a cintarazos a todo aquel que osara oponerse a sus órdenes, pero no midió las consecuencias de rebelarse ante un poder que, en ese entonces, era aplastante: el poder presidencial.

Paga aún una penitencia fuera de toda proporción por su pecado, pues tras la salida de Zedillo los presidentes panistas, Vicente Fox y Felipe Calderón, usaron su imagen en prisión como una suerte de ejemplo de que la justicia mexicana había evolucionado, castigando a un político “mal portado”.

En las cárceles mexicanas a Mario se le castigó de manera infame poniendo en riesgo hasta su vida. Desarrollo la enfermedad pulmonar que hoy lo tiene postrado y que la tuvo controlada gracias a la atención médica de primer mundo que recibió en el país vecino del norte.

Esa atención es impensable recibirla en México, por lo que Mario está consciente que de no lograr la prisión domiciliaría, le espera una sentencia de muerte. Así lo expone en su más reciente texto.

La maquinaria de su defensa ya está en marcha. Ayer, su hijo, el diputado local Carlos Mario Villanueva Tenorio, ofreció una conferencia de prensa donde confirmó la liberación de su padre y dio a conocer las solicitudes que harán de inmediato a las autoridades federales y al presidente Enrique Peña Nieto.

En Chetumal, la noticia causó revuelo y fue recibida con beneplácito por gran parte de la población que esperan su regreso, aún si este es para permanecer recluido en su propia casa. No será fácil, por las amplias implicaciones políticas del caso, pero no cabe duda que al ingeniero Mario Villanueva le asiste la razón y la Ley. 

Esperamos su pronto retorno a esta tierra de buena madera.

 

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