¡La Pseudoconcreción!

Ha alcanzado notoriedad en los últimos días en nuestro país el término “libertad”, esa misma que ha buscado el hombre a lo largo de su historia...

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Ha alcanzado notoriedad en los últimos días en nuestro país el término “libertad”, esa misma que ha buscado el hombre a lo largo de su historia. Generalmente son las personas de avanzada, quienes planteando paradigmas distintos a los convencionales, se lanzan, en ocasiones con una buena planeación, calculando riesgos, o todo lo contrario, a enfrentarse a todo aquello que supone un poder desmedido, ese poder que corrompe, que causa daño a quienes no son cercanos a los grupos dominantes. Esos mismos grupos que escudándose en la democracia, pueden disponer de variables que únicamente convendrán a sus intereses, más no a los de la sociedad. Se podría decir que nuestra democracia y libertad, bien se podrían ubicar en el mundo de la pseudoconcresión, ya que es un claroscuro de verdad y engaño, donde el elemento que destaca es el doble sentido, muestra la esencia, pero a su vez la oculta.

Pongámoslo en otras palabras, nuestro sistema político nos bombardea con mensajes en el que se nos hace creer que somos los actores importantes en el proceso democrático, pero lo que no nos dice es que una vez llegado el día de la votación, la democracia desaparecerá al introducir la boleta electoral en la urna, así de sencillo, así de fugaz, así de engañoso; en este punto saldrán a debatir los fundamentalistas del sistema que esto que se dice es un error, pero la práctica cotidiana nos dice todo lo contrario. Mientras a la sociedad en general, le cuesta mucho esfuerzo obtener recursos, lidiar con crisis económicas, que comprometen sus recursos, con el encarecimiento de la vida en general, a los integrantes del sistema político les basta levantar un brazo, estar presentes en algún recinto legislativo, en la gubernatura de un estado, o en la presidencia de un partido, dirigiendo generalmente mal, el destino de millones de personas; ese al menos en nuestro país, es el sentir generalizado de la sociedad.

Pero regresemos al tema de la libertad, ese derecho que tanto defienden los políticos, que lo incluyen en sus discursos, sin saber en ocasiones por su ignorancia, a que se refieren; esa libertad que les duele, cuando se destapan desde la libre expresión, lo podrido del sistema, sus gastos millonarios, corrupción, impunidad, conflictos de intereses, las deficiencias de su administración, el nepotismo arraigado, privilegios a los que sólo se puede tener acceso si se pertenece a la “casta política”; la misma que fomenta y aprovecha la debilidad cultural y académica de la sociedad; diría José Saramago refiriéndose a este tipo de sistemas y sociedad,  “creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”; así una realidad que nos aplasta y que se empeña en acabar a los críticos, en un sistema político que no se auto observa y examina, y que por ello está condenado a no evolucionar.

¡Qué la pluma siga girando!

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