La seguridad de otra forma

Desde el primer día de su gobierno, Felipe Calderón puso como prioridad la guerra, dijo entonces, al crimen organizado.

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Estamos llegando a una normalidad política anormal. Florestán

Desde el primer día de su gobierno, Felipe Calderón puso como prioridad la guerra, dijo entonces, al crimen organizado.

Y a lo largo de su sexenio ese fue su eje rector. Pocos eran los discursos en los que no se refiriera a la inseguridad y a la violencia, lo que marcó su gestión de gobierno y a él como Presidente de la República.

Su sucesor, Enrique Peña Nieto, sabedor de que la seguridad y la violencia son la principal demanda y reclamo de los mexicanos, los hizo suyos desde su toma de posesión, pero con un enfoque diferente.

En el discurso inaugural en Palacio Nacional, colocó el tema como la prioridad, tanto en sus cinco ejes de gobierno como en sus decisiones presidenciales.

Partiendo del supuesto que su primera obligación como Presidente de la República es, dijo, cumplir y hacer cumplir la ley, apuntó como su primer eje de gobierno lograr un México en paz. Pondremos al ciudadano y a su familia en el centro de las políticas de seguridad, ofreció.

Y en sus primeras tres decisiones de gobierno encaró el capítulo de combate a inseguridad y violencia a partir de tres elementos esenciales: prevención del delito, atención a víctimas y la ley.

No habló de guerra ni de combate, ni policías ni de fuerzas armadas; no mencionó a un solo cártel y menos a un solo capo: prevención, víctimas y ley, reiteró, lo que marca una diferencia sustantiva con su antecesor en el enfoque, no en la decisión de combatir a ese crimen organizado.

Y como muestra de esto, ahí queda su mensaje en el tradicional desayuno de las fuerzas armadas, en el cuarto día de su gobierno: El Ejército y la Marina permanecerán en las calles hasta que haya una policía capaz que pueda relevarlos.

En esto no puede haber cambio por el desastre de las policías, penetradas por el crimen organizado.

Pero sí en el enfoque: la guerra, los muertos, ya no serán el eje central como norma.

A menos que la realidad, siempre necia, imponga otra cosa.

RETALES

1. EMILIO. La vida se la ha complicado en el Senado a Emilio Gamboa, que ha sido siempre un eficaz operador. El comentario, ayer, era que en el Senado se descompone lo que en la Cámara procesa Manlio Fabio Beltrones;

2. AVISO. Enrique Peña Nieto nombró subsecretario de Desarrollo Social a uno de sus más cercanos y de mayores confianzas: Ernesto Nemer, que renunció a la secretaría general de Gobierno con Eruviel Ávila. Por si creían que había cedido la plaza de la Sedesol; y

3. MANDOS. El mismo Peña Nieto nombrará secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal al propuesto por Miguel Ángel Mancera, Jaime Rodríguez Almeida, y ratificará al designado procurador de Justicia, Rodolfo Ríos. Son otros tiempos.

Nos vemos el martes, pero en privado

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