La sustentabilidad en la Industria de Reuniones

Bien dice la Organización Mundial del Turismo que los principios de desarrollo sustentable...

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Bien dice la Organización Mundial del Turismo que los principios de desarrollo sustentable del turismo deben aplicarse a todos los segmentos de mercado en todos los destinos; si es así, entonces el sector de organización y operación de grupos y convenciones no está exento de ello.

Y es que este sector es extremadamente dinámico, pero como muchos, genera también impactos ambientales y sociales importantes; para darles una idea de su importancia, con base en información del estudio “La Relevancia Económica de las Reuniones en México”, realizado por STA Consultores para SECTUR, es una industria con un valor de casi 25 millones de dólares, que representa 1.5% del PIB; durante 2014, se celebraron en México 266,117 reuniones con un total de participantes de 29.3 millones; por último es importante mencionar que genera 890,841 puestos de trabajo, de los cuáles 56% son directos.

Este grupo de actividades abarca 22 actividades económicas, desde la alimentación, pasando por el hospedaje, transporte, escenografía, luz y sonido, servicios complementarios, entre otros, mismas actividades que generan un impacto importante; un documento de SECTUR de 2010 pone como ejemplo que una persona que viaja a una congreso o convención genera hasta tres veces más impacto que una persona en sus actividades diarias.

Entonces, ¿cómo debemos buscar la sustentabilidad en el sector? Lo primero, como siempre que iniciamos un proceso de esta naturaleza, es reconocer que las actividades relacionadas tienen un impacto, que hay que identificar y medir; desde el traslado de asistentes, pasando por la operación del espacio donde se realiza el evento, los insumos necesarios para el grupo, los residuos generados y la huella en cada uno de los aspectos de la cadena de valor.

Segundo, creando un grupo de trabajo dentro del comité organizador que se encargue de la gestión del evento, genere una política de sustentabilidad, y aplicando una serie de principios que deben regir cualquier actividad: prevenir, reducir, reparar y compensar, tanto en aspectos ambientales como en aspectos sociales.

Tercero: actuar. Tener claro que impactos pueden evitarse, que aspectos de la logística deben modificarse, cómo generamos beneficios a la comunidad, a los organizadores y los asistentes y cómo desarrollamos indicadores de medición que nos permitan tener una mejora continua.

Y por último, pero no menos importante: comunicando. Haciendo saber a cada uno de los involucrados en el evento, que tienen incidencia directa o indirecta en el mismo, la importancia de tener criterios de sustentabilidad y las acciones que deben realizar para llegar a tal fin.

El proceso no es fácil, pero existen una serie de lineamientos de organismos internacionales, nacionales y locales que nos permiten identificar un camino a seguir para lograr los objetivos; y por otro lado, existen ya en nuestro país casos de destinos, meeting planners, recintos, centros de hospedaje y proveedores que están apostando a este tema. Hay que identificarlos, documentar los casos de éxito y compartirlos con el sector.

De esta forma, no solo tendremos una actividad que es relevante en el contexto económico, sino lograremos que las reuniones sean verdaderos catalizadores de cambios en el aspecto ambiental, tendremos una mejor distribución de los recursos con las comunidades cercanas a la sede el evento, y  posicionaremos a toda la cadena de valor como líderes en un tema que cada vez toma mayor relevancia entre los profesionales internacionales y nacionales.

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