La telenovela más importante

La diferencia entre Mi corazón es tuyo y cualquier otra telenovela, o incluso cualquier serie, es que lo que pudo haber sido una secuencia o muy corriente, o muy lacrimógena, se convirtió en el perfecto espectáculo de la televisión.

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Sigo pensando que Mi corazón es tuyo es una de las telenovelas más importantes que se han hecho en México en los últimos años y lo que sucedió en el capítulo del martes pasado me lo confirmó.

¿Qué? ¿Qué fue lo que pasó? Que por fin Fernando (Jorge Salinas), el galán de este melodrama, respetable padre de familia, se enteró de que Ana (Silvia Navarro), su prometida, la nana de sus hijos, es una teibolera.

¿Y? ¿De qué manera una revelación como ésta me confirma que esta producción de Juan Osorio es una de las telenovelas más importantes que se han hecho en México en los últimos años si, finalmente, es un golpe dramático como hay muchos en esta clase de emisiones?

Es que hubiera visto la manera tan genial como los responsables de esta joya construyeron ese capítulo.

Para empezar, no se trató de la típica escena de suspenso de toda la vida.

Fue un evento que se fue cocinando a fuego lento, que fue preparando a los televidentes desde los capítulos anteriores en que Fernando le dio el anillo de compromiso a Ana en Puerto Vallarta y ella nos fue diciendo una y otra vez que iba a ir al Chicago, al table de sus éxitos, para bailar por última vez.

Entre que pasaba y no pasaba, vimos a la villana, interpretada por Mayrín Villanueva (Isabela), hablándole directamente a la cámara, como Kevin Spacey en House of Cards, anunciándonos un maquiavélico plan para destruir a Ana.

¿En qué consistió ese maquiavélico plan? En mandarle un anónimo a Fernando invitándolo a ir al Chicago para conocer a la verdadera Ana.

La diferencia entre Mi corazón es tuyo y cualquier otra telenovela, o incluso cualquier serie, es que lo que pudo haber sido una secuencia o muy corriente, o muy lacrimógena, se convirtió en el perfecto espectáculo de la televisión abierta de 2015.

Isabela, en lugar de aparecerse en el Chicago como cualquier personaje maligno, fue caracterizada como hombre panzón y bigotón, como comediante de la época de oro del cine mexicano.

Y eso aligeró la carga dramática del capítulo de una manera tan gloriosa que lo convirtió en un evento capaz de llamar la atención no solo de los adultos, también de los niños que son parte fundamental del éxito de audiencia de este concepto de Televisa.

Sí, ya sé lo que está pensando: ¿Cómo es posible que una escena de table dance sea para niños? Ahí radica la magia de Mi corazón es tuyo.

Juan Osorio es tan, tan, pero tan hábil, que se las ingenió para transformar aquello en un espectáculo bonito, familiar.

Si usted ha seguido este título como yo, coincidirá conmigo en que siempre ha sido blanco, sano y que los números de Silvia Navarro en el tubo han sido preciosos, finos, admirables.

Y es que, le recuerdo, el pole dance es un deporte y no cualquiera hace piruetas en una barra de metal.

Silvia no solo ha hecho piruetas, ha sido capaz de transmitirnos ahí cualquier cantidad de emociones. Por algo es una de las mejores actrices de la televisión mexicana.

Bueno, ¿y qué pasó en el capítulo? ¿Fernando descubrió la doble vida de Ana?

Por supuesto que la descubrió. Todo fue impresionante, con grandes escenas que nos recordaron toda la telenovela. ¡Enorme!

Pero la cosa no quedó ahí, Ana e Isabela tuvieron un agarrón de antología y aquello creció, creció y creció.

Por si todo lo que le acabo de contar no fuera suficiente, al mismo tiempo que tuvimos todo esto con los adultos, llegamos a momentos igual de afortunados en las tramas juveniles.

Y vimos acción, con el ataque a otro de los personajes, y vimos romance, con la ternura que solo quien ha vivido intensamente la adolescencia puede entender, y vimos a los niños, y vimos mucho. ¡Mucho!

Admiro profundamente Mi corazón es tuyo, porque, a pesar de las convenciones de un formato tan conocido en México como el de la telenovela, crea un nuevo lenguaje.

Ese nuevo lenguaje es como un catálogo de todo lo que la televisión abierta puede y debe hacer en estos momentos en que hay tantas opciones en tantas ventanas.

Verla es ir más allá de lo que antes significaba ver una telenovela, es ver, en una hora, todo lo que se puede ver en la televisión.

Desde la presencia de inmensas figuras como Carmen Salinas y René Casados hasta pequeños grandes destellos de otra clase de emisiones como los programas de revista, como vimos con lo del bellísimo calendario de Marta González.

Pasando, por supuesto, por todos los géneros dramáticos habidos y por haber, por una suculenta combinación de mercados populares y aspiracionales.

Por la música, la danza, las participaciones especiales, el turismo, las ventas, los mensajes, las redes sociales, los valores. Es crear, unir, entretener. Es lo más difícil de conseguir. 

¿Pero sabe qué es lo mejor? Que esto todavía da para mucho. Se va a poner mejor.

Luche por ver Mi corazón es tuyo. Aquí está pasando algo importante. ¿A poco no?

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