La tierra entró a mis ojos
En días pasados una prima hermana perdió al amor de su vida por un balazo en el corazón.
No te das cuenta de la tierra hasta que el viento te la incrusta en los ojos.
La preocupación mundial por la paz no es para menos, cada vez la violencia está más cerca.
Las noticias sobre los caídos por esta espiral de muertes causadas por la delincuencia organizada o ni tan organizada golpea los corazones de los pueblos.
Esta semana, la tierra entró a mis ojos, en días pasados una prima hermana perdió al amor de su vida por un balazo en el corazón.
Un grupo de hombres armados asaltaron a las personas que asistían a reunión de proyectos de microempresarios; en medio de la trifulca, su esposo entró a la defensa de su amada y recibió un disparo. Sucedió en Tabasco, mi tierra, el Edén manchado de sangre por la violencia.
Diariamente noticias de este tipo llenan los medios impresos y electrónicos, y ahora forman parte de mi historia familiar y mis reflexiones, preguntas que no me llevan a respuestas concretas, porque nuestras autoridades policiales siguen débiles o ya no confiamos en ellas.
La estrategia se debe replantear, los atropellos se deben denunciar, la eficacia de nuestra policía se debe garantizar, para que el número de muertes por violencia no siga la tendencia creciente que ha seguido desde hace menos de diez años. La tierra entró a mis ojos, y ahora alberga al buen Valentín (q.e.p.d.).