La vida y las compañías

Acompañar y ser acompañado permitirá obtener los mejores frutos del cambio, estabilidad y paz ante las sorpresas y dolores de la vida.

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En mis años de preparatoria nos enseñaban, entre otras cosas, el pensamiento de diversos filósofos. En estos días he recordado particularmente a uno de ellos: Heráclito, aquel que aseguraba que “nadie se baña dos veces en el mismo río”, porque tanto ha cambiado el río como la persona que se baña en él; Heráclito llamaba a esto el devenir constante, asegurando que no existe en realidad nada que sea siempre igual porque lo único real es el cambio. En nuestra experiencia diaria podemos darnos cuenta que esto es verdadero, por supuesto hay cambios graduales, casi imperceptibles a nuestros sentidos pero realmente transformadores; existen sin embargo otros cambios que percibimos más fácilmente, son aquellos que se generan a una velocidad notable.

Estos cambios repentinos o al menos acelerados tienden a dejar en nosotros una amplia desazón casi siempre por inesperados, porque la velocidad del cambio supera a nuestra capacidad de adaptación; es generalmente cuando nos sentimos confusos, temerosos, sorprendidos y sin saber exactamente qué hacer y qué esperar, la inseguridad del futuro que se nos avecina nos agobia. Todos hemos pasado por ellos: puede ser el pequeño que deja de ir al preescolar y ahora se tiene que enfrentar a un nuevo mundo llamado primaria, el momento de iniciar una carrera universitaria, un matrimonio, un divorcio, la muerte repentina de uno de los padres, el descubrir que tienes cáncer y un sinnúmero más de situaciones.

Ante estos parteaguas de la vida, nos invaden el miedo, la preocupación y no encontramos la esperanza, nos sentimos con el alma en riesgo y definitivamente así es como la vida merece ser vivida poniendo el alma en riesgo asumiendo los retos que como hombres y mujeres la vida nos impone. La decisión no es fácil, pero ha de ser tomada, los seres humanos arriesgamos la vida todos los días: salimos de nuestra casa y no sabemos si regresaremos a ella y tampoco sabemos si al regresar encontraremos a todos los que ahí dejamos, pero la vida no hay otra forma de vivirla más que con valor y arrojo. La vida es bella, la vida es hermosa, pero no por fácil; la vida es un camino cuesta arriba que hay que recorrer con decisión y confianza.

Hacer planes a futuro es algo realmente complejo, el pasado ya no se puede cambiar y el futuro no sabes si llegará, sólo tenemos el hoy y hay que vivirlo con una guía de lo que queremos lograr para el futuro, pero sabiendo que ese futuro es incierto, cambiante y que no sabemos hacia dónde se extenderá. En esta realidad humana nos encontramos todos y muchos vamos dando palos de ciego, experimentando y tratando de encontrar el camino; es vital que actuemos en comunidad, el entendimiento de que todos los hombres vamos por esta misma senda nos debe permitir ser hermanos en la ignorancia, ser enfermeros unos de otros en la curación de nuestras dudas e inseguridades, ser compañeros solidarios en esta aventura llamada vida.

Todos hemos de tener el derecho a la comprensión de quienes nos rodean y el deber de comprender a aquellos que rodeamos. 
Un ser humano sólo es frágil, en unión y comunidad de amigos o de familia resulta fortalecido y es así que con el apoyo de los maestros el niño se integrará satisfactoriamente a la primaria. Rodeado de los amigos o la familia los primeros días en tu recién elegida carrera universitaria serán menos duros.

Es de la misma forma que el apoyo mutuo de la pareja ayudará a atravesar con éxito los primeros días de un matrimonio recién nacido; el abrazo y el consejo de quien te ama te permitirá ver que todavía hay vida después de un divorcio; el reconocerse unos a otros como seres humanos valiosos por el ejemplo de los padres nos permitirá aquilatar la grandeza de su vida aunque repentinamente se hayan ido; la ternura de amigos, familiares o compañeros de trabajo te permitirá encontrar que la vida no es menos vida por tener cáncer.

Acompañar y ser acompañado es lo que permitirá obtener los mejores frutos del cambio, la estabilidad y la paz ante las sorpresas, maravillas y dolores de la vida; dar la mano ante los cambios nos hace más humanos, más solidarios y más exitosos. 
La incertidumbre ante el futuro nos hermana, que nos hermane también la solidaridad ante el futuro; nunca sabrás qué tan decisivo serás en la vida y el futuro de alguien. La vida siempre da sorpresas, lo que hagas hoy por tu prójimo puede ser determinante para su futuro y el tuyo. ¿Qué esperamos?, acompañemos y seamos acompañados.

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