Las emociones

Son parte de la historia de la vida. Si no las manejamos ocasionan conflictos, intolerancia y destrucción.

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Cada día, lo que tú escoges, lo que tú piensas, lo que tú haces, es en lo que tú te conviertes.- Heráclito (1)

Las emociones mueven, y motivan; disminuyen o impulsan. Son parte de la historia de la vida. Si no las manejamos ocasionan conflictos, intolerancia y destrucción; su enfoque positivo es fuente de inspiración y creatividad.

Son responsables de las buenas o malas relaciones humanas, la alegría de vivir y de realización personal. Las emociones encauzadas inteligentemente nos llevan a grandes logros.

Cada emoción deja una huella.  La ira sin manejo deja resentimiento; la alegría puede producir gratitud y satisfacción; ofrecen un aprendizaje al aplicar la inteligencia beneficiándonos de ellas. Emoción viene del latín emotio–onis (movimiento del ánimo intenso y pasajero, agradable o penoso).

Nos impulsan para actuar ante estímulos internos y externos. Al lograr el hábito del contacto interior reconocemos nuestras emociones. Sólo se sienten en el presente. Cuándo revivimos algo penoso del pasado, vuelve a doler; si el futuro inquieta y preocupa, nos angustiamos en ese instante.

Repercuten en nuestro pensar y actuar activando la memoria del pasado provocando asociaciones. Podemos crear mejores estados de ánimo enfocándolas a lo positivo, entendiéndonos mejor nosotros mismos y aceptando mejor a los otros.

Al hablar las generamos en los demás. Si digo “nunca haces bien las cosas” pudiendo expresar “creo que puedes mejorar esto o aquello”, las emociones que surjan en la otra persona le restarán o sumarán ánimo para superarse.

Estemos atentos a reconocer nuestros movimientos emocionales para no quedar atrapados en ellos reaccionando inconscientemente, soltando al “tigre” que llevamos dentro y que causa tantos destrozos. Es mejor darnos la oportunidad de encauzarlas, no negarlas, para actuar propositivamente.

Lograr la ecuanimidad, el equilibrio, es un reto diario. Los resultados de nuestras acciones serán mejores y por ende,  también nuestro entorno.
¡ÁNIMO! Hay que aprender a vivir.

1) Heráclito fue un filósoto presocrático nacido en Efeso en el 535  y muerto en 484 aC y que fue conocido como “Heráclito el oscuro”. Lo que se conoce de su obra es netamente aforístico, lleno de sentencias a la manera del Oráculo.- Nota del editor

 

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