¡Las malas prácticas!

Cientos de columnistas, periodistas, opinión pública lo han señalado desde hace décadas, México es un país de servidores públicos y políticos corruptos...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Cientos de columnistas, periodistas, opinión pública lo han señalado desde hace décadas, México es un país de servidores públicos y políticos corruptos, desde el que desempeña el cargo más pequeño, hasta el más alto, en esta llamada “Casta”. Son variados los ejemplos de ello, tráfico de influencias, contrabando, conflicto de intereses, soborno, peculado, uso privado de bienes públicos, fuga de reos, solo por mencionar algunos. Detrás de todos ellos, hay nombres y apellidos, todos vinculados desde hace décadas a quienes ostentan el poder que les concede la ley, a través de las contiendas electorales, que son obra de la partidocracia de este país.

Lo grave del caso es que,  además del daño que hace el fenómeno de la corrupción, esta le cuesta al país por lo menos unos 100 mil millones de dólares al año, estos según estudios realizados por distintos organismos como Transparencia Internacional o la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Imagine por un momento lo que se podría hacer con este recurso, ¿Cuántos hospitales, escuelas de calidad, infraestructura para las ciudades y pueblos, programas para combatir la pobreza, generación de empleos, y lo que se le ocurra, podrían hacerse con estas cifras? Desafortunadamente, pareciera que todo el sistema político mexicano y sus reformas estructurales, están sentadas en la base de la corrupción, es decir, para que la maquinaria del gobierno funcione, debe ser operada bajo este esquema; o lo que en términos populares se suele decir, “el que no tranza no avanza”. 

Quienes no pertenecemos a ninguna institución ligada a los políticos, tenemos claro que además de ser peligroso el sistema político, es obsoleto, está seriamente cuestionado internacionalmente, un sistema manchado, sucio, que desde las esferas del poder no se quiere cambiar, porque de hacerlo, representaría una amenaza real a sus propios intereses y los compromisos que se tienen con empresas corruptas, bancos corruptos y gobiernos de otros países igualmente corruptos.

El problema no solo recae en el gobierno federal, sino en los gobiernos estatales, municipales, en toda la estructura, en todos y cada uno de los miembros del sistema, de cualquier color y corriente ideológica.

México vive una crisis que el sistema no quiere aceptar, he aquí un ejemplo de ello, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), destaca que México se encuentra en el penúltimo lugar y, en ciertas variables en el último, de los 34 miembros que la integran; el país se ubica en los  últimos en materia de seguridad, así como de corrupción. Esta es una realidad durísima,  las cifras son públicas y usted las puede consultar para que se dé una idea de lo que señalo (www.oecd.org).

Si bien hay una crisis fuerte, ésta podría ser atendible, pero hay que hacer cambios, en materia personal, social y política. 

¡Qué la pluma siga girando!

Lo más leído

skeleton





skeleton