Las triquiñuelas del gas metano

Triquiñuelas más, triquiñuelas menos, la gente de Morena antes de impedir la venta de Pemex al capitalismo salvaje, tendría que armar antes unas cuadrillas de mantenimiento, mínimo.

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Lo más seguro es que los malandrines del IFE que han impulsado las triquiñuelas que tienen muy perturbado al presidente del PRD, el Chucho Zambrano, que así ha definido a las perradas que sienten que les ha cometido tan noble institución devenida en despacho contable (dance), deben estar temblando. Ya me imagino a esos probos consejeros sintiéndose profundamente acicateados ante la aparición de tan decimonónica palabreja, dispuestos a enmendar la plana ante la posibilidad de ser señalados nuevamente por el Chucho menor como temibles forjadores de triquiñuelas.

Y es que tendría lógica que el IFE le quitara las sanciones monetarias al partido del sol azteca nomás por temor a las triquiñuelas, como las rondas de las que hablaba Agustín Lara, hacen daño, dan Peña y se acaba por llorar.

Esperemos que el gobierno de Guerrero, de don Ángel Aguirre, no recurra al concepto de triquiñuelas para explicar la terrible historia de las turistas violadas en Kafkapulco, en pleno operativo “Guerrero seguro”. Díganme exagerado, pero una administración que ha vivido una historia errática, acusada cuando menos de lógica, sensibilidad y sentido común en el ejercicio de sus potestades, para cambiar la percepción que se tiene sobre ella estaba obligada a blindar las zonas turísticas. Más cuando se trataba de recuperar al puerto de las garras de la inseguridad.

Lo que sí no tuvo nada que ver con triquiñuelas, sino con un sinnúmero de negligencias fue en la explosión de la torre de Pemex. A decir de la información oficial, dejando de lado el sospechosismo y la especulación, se puede colegir algo que es peor que cualquier teoría de la conspiración: la negligencia, la abulia, la falta de protocolos en materia de mantenimiento. El gas metano como representación de la petrolera y muy mexicana alegría.

Y los chistes de Murillo Karam sobre las maletas que sean elevados a nivel metaconstitucional.

Como quiera que sea, contra un ataque marciano, un alucine guerrillero o un compló del capitalismo salvaje hay manera de organizarse (y si no, siempre nos quedará un montaje a lo García Luna), pero contra la estupidez humana no hay defensa.

Será por eso que a la hora de dar explicaciones sobre el apagón del Super Bowl, a la NFL solo le faltó hablar de una inusitada y repentina acumulación de gases.

Triquiñuelas más, triquiñuelas menos, la gente de Morena antes de impedir la venta de Pemex al capitalismo salvaje, tendría que armar antes unas cuadrillas de mantenimiento, mínimo.

www.twitter.com/jairocalixto

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