Concluyó con gran éxito la tercera edición de la Cumbre Latinoamericana de Periodismo, que reunió a una gran cantidad de profesionales en la materia.

A lo largo de cinco días tuve la oportunidad de escuchar lo que se vive en distintos países y la complicada labor de quienes se dedican con pasión a ejercer un periodismo digno, honesto, de gran valor para la sociedad, pero sobre todo que investiga a fondo los diferentes casos que día a día se desarrollan. 

Ejemplos de corrupción y delitos son el común denominador de los casos presentados, desde fraudes financieros, contrabando, política y por su puesto el narcotráfico, mismos que a pesar de poner en evidencia a múltiples actores de diferentes ramas, predominando los políticos, pocos han prosperado frente a las autoridades judiciales.  Según lo dicho por Nicolás Wiñaski, del periódico El Clarín y Hugo Alconada, de la Nación, ambos medios argentinos, al exponer los casos de poder y corrupción en su país; en promedio las investigaciones que involucran a empresarios y políticos de Argentina, se tardan más de una década en obtener resultados. Desde la dictadura, solo el 3% de los casos han llevado a la detención y sentencia de los involucrados.

Durante los trabajos, se hizo mención de los riesgos que implica hacer periodismo en un contexto como el latinoamericano; dicha actividad está constantemente bajo la amenaza del poder público y del poder que ejerce la delincuencia, mismos que casi siempre van tomados de la mano. Pero ¿qué provoca este fenómeno, en el que cada día se incrementa la estadística de agresiones? La respuesta vino por parte de  Adela Navarro, directora del Semanario Z de Baja California: "La sociedad se ha vuelto completamente permisiva y la autoridad incompetente".

En cuanto al análisis sobre la  publicidad oficial y la libertad de expresión, el punto central fue la influencia de los gobiernos a la línea editorial de los medios, debido a los convenios de propaganda oficial y publicidad de empresas vinculadas al poder político. Darío Ramírez, de Artículo XIX, puntualizó: el gasto de publicidad oficial, en la mayoría de los casos,  inhibe el buen periodismo.  En este mismo tema ahondó: es el cáncer del periodismo mexicano, que le da un poder desmedido a las autoridades. Señaló que la proliferación de medios creados con el único propósito de alabar a los gobernantes, es una realidad compartida en Latinoamérica. Se coincidió en que se tienen que transparentar los recursos que los gobiernos destinan a la propaganda; algo difícil de hacer en esta región del mundo. 

Muchas ideas más fueron desarrolladas a los largo de 5 días de trabajo, todas ellas encaminadas a mejorar el quehacer periodístico, sus investigaciones, mejorar las condiciones y salarios de los profesionales, todo con el objetivo final de hacer un verdadero y honesto servicio público, a través del periodismo. ¡Qué la pluma siga girando!