Ley de la edad de piedra

La conducta taxistas agresores viene a demostrar una cosa: no quiere salir de su zona de confort, no quiere innovar ni competir.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

En columnas anteriores hemos comentado temas de competencia económica, un asunto que está creando precedente en cualquier materia de derecho a la que nos refiramos. La semana pasada surgieron unos hechos reprobables contra una empresa de transporte que no vulnera ninguna legislación y mucho menos daña la moral o las buenas costumbres. Son conductas de un grupo que viene a demostrar una cosa: no quiere salir de su zona de confort, no quiere innovar ni competir. 

Lamentable pero cierto: tenemos una ley que no se quiere cambiar; pequeñas reformas “por necesidad” no van a hacer que su sentido  sea diferente o su aplicación sea otra. La globalización, la integración a otros mercados y en general las facilidades para hacer negocios en otras partes del mundo, en otros estados o ciudades son cada vez más sencillas y el derecho debe contemplarlo. 

Lo anterior conlleva a regular una rama que se llama competencia económica, que, en pocas palabras, es evitar la existencia de monopolios o malas prácticas en el comercio tanto nacional como internacional, con la intención de proteger al consumidor de prestadores de servicios o comerciantes abusivos. ¿No creen que como consumidores tenemos derecho a decidir? Eso genera una leal competencia. Trascender o morir.

Lo más leído

skeleton





skeleton