Ley del pensamiento dominante

La actitud positiva afecta directamente cómo vemos las diferentes situaciones y personas. Se establecen metas más ambiciosas y… las alcanzamos.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Piensa positivamente…  y moverás montañas.- Anónimo

La actitud es como una pantalla mental a través de la cual se experimenta el mundo. Algunas personas lo ven a través del optimismo y otras a través del pesimismo. 

Todos nacemos con una buena actitud, con la mente limpia. Observemos a los niños, siempre sonríen, juegan y bromean. Su actitud es alegre y curiosa, les encanta explorar cosas nuevas. Sin embargo, hay momentos en que nuestra actitud sufre cambios. Sucede al recibir descalificaciones y duras críticas o burlas de los padres, hermanos, maestros, compañeros, etc., e igualmente al ser rechazados. 

Lo malo está en que no se haga nada al respecto, como cuando las personas ya adultas se dan por vencidas y permanecen en la negatividad. Hay que saber que existe la pantalla brillante del optimismo, y que sí hay posibilidades maravillosas: el arcoiris de la esperanza y la fe. Entonces aparece a través de la pantalla el pensamiento de confianza. Nos atrevemos a hacer cambios para mejorar lo que se ama: la pareja, la familia, el carácter y el trabajo. 

La actitud positiva afecta directamente cómo vemos las diferentes situaciones y personas. Se establecen metas más ambiciosas y… las alcanzamos. Podemos cambiar las actitudes negativas a positivas aunque se pase por situaciones adversas, porque tenemos el poder interior para elegir pensamientos optimistas. La decisión es personal; verás que al sonreír las relaciones interpersonales son más satisfactorias, la creatividad aumenta, la espiritualidad ilumina y la economía mejora al desarrollar nuestro potencial. 

Recordemos que nos convertimos en lo que pensamos. Es verdad, que los pensamientos determinan las acciones, tanto las buenas como las malas; esto es la “ley del pensamiento dominante”. Si dedicamos 10 minutos para pensar positivamente y 16 horas a pensar en negativo, el resultado es obvio. 

Hay que tomar el control de nuestra actividad mental y pensar en positivo cada día hasta que se convierta en un hábito. Reflexionemos: el pensamiento siempre precede a la acción. 

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

La persona positiva:         

Dice: Yo puedo.
Busca: Lo bueno de sí mismo y de otros.
Se concentra en: Agradecer sus bendiciones.
Ve: Posibilidades.

La persona negativa:          

Dice: Yo no puedo.
Busca: Las carencias propias y de otros.
Se concentra en: Lo que hace falta. 
Ve: Limitaciones.

Lo más leído

skeleton





skeleton