Libertad de expresión, tarea diaria

Supe por primera vez de la existencia de Yoani Sánchez hace algún tiempo al leer su libro “Cuba libre. Vivir y escribir en la Habana”.

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Supe por primera vez de la existencia de Yoani Sánchez hace algún tiempo al leer su libro “Cuba libre. Vivir y escribir en la Habana”.

Lo que hace particular a esta mujer, madre de tres hijos, es que a través de su blog denominado “Generación Y” describe la situación que se vive en su país. Es decir, cuenta su verdad.

Y es bien sabido que para los totalitarismos –como el de los hermanos Castro Ruz– sólo existe una verdad: la oficial o sea la de ellos y no hay peor pecado que contradecirla.

A pesar de las amenazas, difamaciones y agresiones, Yoani ha continuado su lucha por la libertad de expresión y los derechos humanos en su patria.

Lo ha hecho no con la fuerza de los bíceps o las pistolas sino con el valor civil de utilizar una poderosísima arma: la palabra. Contra esta inteligencia pacífica los dictadores Castro Ruz poco han podido hacer.

La palabra de Yoani y de otros disidentes cubanos como ella,  más temprano que tarde, terminará por vencer la opresión y la intolerancia de su gobierno.

Hace unos días se reactivó la persecución contra Yoani en la isla. Fue detenida ilegalmente y la presión internacional logró unos días después que se le dejara en libertad.

De ese tamaño es el miedo de los dictadores. Bravucones con las armas, tiemblan ante las faldas de una mujer de bien.

Capítulos como éste nos deben alertar. En nuestro país, quizás sin los excesos que se cometen en la isla, no hace mucho tiempo la libertad de expresión también era casi inexistente.

En los últimos años hemos avanzado en este sentido. Se debe a la lucha de generaciones de mexicanos de todos los signos partidistas y no partidistas.

Pero como se sabe, en materia de libertades no hay batalla ganada para siempre. Todos los días, sin temor, hay que refrendar nuestros derechos. Como Yoani Sánchez ha dicho: “A lo único que debemos tener miedo es a vivir con miedo”.

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