Libertad y respeto

Hay una línea muy sutil entre ayudar y entrometerse, que es realmente un acoso vivencial.

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Vive y deja vivir- Sentencia popular                                       

Todos vinimos a este mundo a colaborar y hasta a ayudar, mas no a “salvar” a otros. Hay una línea muy sutil entre ayudar y entrometerse, que es realmente un acoso vivencial.

Hay personas que asumen el rol de “salvadoras” y ejercen compulsivamente la necesidad de “rescatar” a otros de aquello que creen que no es bueno para sus vidas. Insisten e insisten obsesionadas en estrategias para cambiar la forma de pensar o de vivir de otra persona, sin querer aceptar que la vida del otro es… ¡la vida del otro! y muchas veces a ese otro no le interesa en lo más mínimo cambiar. 

En ese loco intento se desgastan la vida y la salud del “rescatador”, ya que su vida personal se relega y se suplanta por la vida ajena. Es sano reconocer el límite entre ayudar y entrometerse en el destino ajeno manipulándolo “para su bien”. Ninguna ayuda debe brindarse al costo de desgastar la propia vida.

Reflexionar acerca de la libertad nos ayuda a centrarnos. La libertad permite hacer muchas cosas, pero no todas las que se nos ocurran. Hay quien sostiene que la persona auténticamente libre vive sin ningún límite. No es así. Creo que la libertad verdadera fluye muy dentro de la persona y no equivale a hacer lo que se nos viene en gana. Por ejemplo, desatar las bajas pasiones ni tampoco no tomar en consideración lo que rige en la sociedad en la que vivimos. Ni los locos ni los rebeldes son los individuos más libres.

Para mí, la libertad está en gran parte en tomar decisiones por uno mismo. Cada elección es un acto de libertad. Igualmente se ejerce al expresar conscientemente un Sí o un NO.

Ni manipulo ni permito que me manipulen. No me dejo influir por quien habla bonito pero que tras bambalinas sólo busca y le importa su beneficio personal atropellando la libertad de otros.

Creo firmemente que la libertad va de la mano del amor; por eso, hay que asegurarse de no entrometerse en vidas ajenas. Te aseguro que al vivir la libertad conscientemente se vive el valor del respeto a la dignidad de las personas, es decir, se vive el amor, se vive la coherencia con nosotros mismos.  

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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