Aunque tengo espejo retrovisor en la bicicleta estática, no soy paranoico ni lo volvería a ser, el caso Snowden me tiene mortificado. Desde que se supo que Jelipillo Caderón, ese estadista chaparrito, dejaba que los gringos espiaran hasta las llamadas a Locatel, ya me siento un poco siseado. Sobre todo porque siempre supuse que mi teléfono está intervenido por el Cisen, sin saber que también te escuchaban los de la CIA a los que, groseramente, ni un ola ke ase les mandé. Chale. 

Así, me sentí tan incomprendido como Fox, ese ranchero con aroma de Prozac, ahora que afirmó que es el mejor Presidente de México, incluyendo a Benito Juárez, quien desde el más allá debe estar organizando a sus huestes para llevar al del comes y te vas directo al Cerro de la Campañas. 

Digo, suena lógico que el ex presichente declarara esta clase de maravillas; hasta resulta raro que no se hubiera nombrado el mejor presidente del mundo, incluyendo a Mandela, Kennedy y Mitterrand juntos. De Peña Nieto no, porque es el que lo mantiene para que jale marca además de distractores, y quien le encargara la ardua tarea de desprestigiar las reflexiones sobre la legalización de la mariguana. Se sabe, cualquier cosa que encabece Fox terminará siempre por el camino de la frivolización y la chabacanería. 

En entrevista con Fernando del Collado para Tragaluz de MILENIO Televisión, Fox deja entrever por qué resulta inverosímil su denodada insurgencia por la mariguana: porque afirma que nunca la ha probado, lo cual es un desperdicio de aspecto. Dados sus dichos y actitudes, cualquiera diría que lo que le ocurre es que más bien no sabe dominarla.

Para que comencemos a creer que su lucha es verdadera al esposo de Marta, quizá deba de aparecer fumándose un churro al estilo Bob Marley bailando al ritmo de “Legalize It” de Peter Tosh con todo y botas de charol. Ya se sabe, no hay como predicar con el ejemplo.

Como sea, me alegré cuando alguno de esos sospechosistas a la antigua me dijo que el eco que se escucha en mis llamadas no era producto del mal estado de mi teléfono ni del pésimo servicio de Telcel, sino del recontraespionaje. Esto, por suerte, me dio la oportunidad de resarcirme y mostrar mi educación; por eso desde entonces saludo con un Hello!  también a quienes se toman la molestia de atender mis hot lines. 

Fox no ha probado la mota y a Josefina Vázquez Mota la traicionó, cómo le vamos a creer en su cruzada.