Fíjese que siento que no me hallo en el tuiter; sigo a muchos políticos y debo confesar que ya me aburrieron. Aquí mi explicación: 

Por un lado está el club del RT, que se dedica solo a retuitear halagos, notas que los mencionan o cualquier cosa. Aquí encontramos, entre otros,  a Elsy Sarabia, Leandra Moguel, Cinthya Valladares, Víctor Hugo Lozano, Dafne López y prácticamente todos los integrantes de sus equipos de trabajo.

También están los que le avisan a sus jefes de sus actividades, mencionándolos en sus tuits, como Pedro Oxté; o los que le avisan a sus amigos y compañeros, como Harry Rodríguez.

Un grupo que me parece especialmente empalagoso, porque además soy un poco grinch, es el de los optimistas que solo publican frases motivadoras y cosas como: que tengan un excelente día; bonita semana; empezamos otro mes, que sea muy positivo. Aquí entran Luis Hevia, Janice Escobedo, Carlos Carrillo, Leticia Mendoza, Ernesto Martínez y todos aquellos que acostumbran saludarse en grupo.

¿Y qué me dicen de los han convertido su perfil en una fuente de noticias? como es el caso de Alvar Rubio y Javier Osante. O de los que les encanta que sepamos dónde están y qué hacen, como Fernando Romero y prácticamente todos los diputados, quienes nos informan que están entrando a alguna sesión. 

Hay los que no manejan personalmente sus cuentas, como el gobernador; y también hay cuentas que ni fu ni fa, o sea, no molestan como para dejar de seguirlos, pero tampoco emociona leer sus tuits, como Víctor Caballero, Angélica Araujo, Omar Corzo, Renán Barrera, entre otros. 

Están los desaparecidos, como Felipe Cervera, Daniel Zacarías, Jorge Sobrino, Roberto Rodríguez Asaf, Pepe Blanco, César Bojorquez y Claudia Canto, que hacen alguna publicación esporádica o de plano ya no publican nada; y los que solo tienen un tema y no hablan de nada mas, como Pablo Gamboa. Y cuando digo nada, es NADA.

En contraste, se nota que algunos están disfrutando su presencia en redes sociales como ninguno, sin preocupaciones, tomándose fotos con todos, opinando de deportes, hablando de cosas cotidianas e interactúando con TODOS sus seguidores. Informan de sus actividades pero no cansan y lo más importante, no sabemos con qué nos van a salir a continuación. Bueno, ¡hasta publican las bromas que le hacen! Y no, no me pagan para decir esto.

Para que una cuenta funcione debe haber interacción y contenido, pero sobre todo, se debe perder el miedo al medio mismo. Cuando dejen de ver a las redes sociales como una obligación y empiecen a hacerlo con gusto, se va a notar. Si a ustedes les aburre leer su TL, entonces están siguiendo a la gente equivocada. A todos los mencionados los seguí en algún momento, ahora me quedé con la mitad de ellos.