¡¡¡¡Loooss Zeeetaaass!!!!

Es triste ver que el proceso judicial de Treviño Morales tiene todo para hacer del personaje un auténtico presunto culpable.

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No se sabe qué se ha celebrado con mayor ímpetu nacionalista, si que el nuevo rival de México en la Copa Oro sea esa maquinaria futbolera que es Trinidad y Tobago, o que el gobierno federal haya apañado a El Z40, conocido canalla de nuestro tiempo. Bueno, no han parado las felicitaciones y el éxtasis y hasta Jelipillo Calderón envió congratulations desde Harvard como si sus estrategias hubieran contribuido a la caída de uno de los grandes de la mitología de la narcocultura nacional. 

Según los expertos, es uno de los grandes logros de la administración peñista que, en unos pocos meses, consiguió la captura de un temible canalla que opaca la caída de la emperatriz del SNTE y la zapatería rusticana del químico Granier. Incluso Manlio Fabio Superstar elogia la estrategia con inteligencia incluida, como si los choznos de don Plutarco hubieran ido a las marchas del No+Sangre.

Como sea, supongo que ya podemos estar tranquilos, que las matazones de Loooss Zeeetaaass ya no se repetirán y que, faltando nada más 39 líderes del cártel en cualquier momento la lógica de la narcofosa será condenada al exilio para que en un día cercano no muy lejano, caminaremos nuevamente por lo que fue San Fernando, Tamaulipas, ensangrentado. 

Digo, no se trata de arruinarles los festejos estilo Chepo de la Torre (por cierto, ¿no fue un gesto admirable que nadie haya celebrado la plata del equipo femenil de futbol en la Universiada, con tal de no alterarle los nervios a los ratones verdes?), pero es triste ver que el proceso judicial de Treviño Morales tiene todo para hacer del personaje un auténtico presunto culpable. En vez de que le aplicaran los rigores necesarios del Estado de derecho, al momento de escribir estas líneas nomás lo señalaban por las armas y el dinero que traía a la hora del operativo y de todo lo demás, por lo prontito, nos olvidamos. 

Fue lo malo del calderonismo, que nos hizo refractarios a la emoción del espectáculo del narcoapañón. Después de ver caer a El Barbas, La Barbie, El Indio, Tony Tormenta y sus adláteres, imitadores y demás, sin que se alivianara la paranoia desatada, ya no los tomamos muy en serio. 

Fue padre que en vez de ponerle su playera Polo o presentarlo como Hannibal Lecter, El Z40 se paseara por la haiga SEIDO como haiga SEIDO sin esposas para saludar a los amigos.

Qué raro que los panistas no se pusieran eufóricos como en los tiempos en que cada vez que agarraban a un narquititito experimentaban orgasmos triples. 

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