Los Cárdenas y la renegación de AMLO

En el caso de la industria energética el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, argumentó que el pensamiento y las posiciones de su padre “no fueron estáticos”.

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La participación de capital privado en la industria energética, según dos personajes populares:
Andrés Manuel López Obrador como precandidato presidencial (en su libro Un proyecto alternativo de nación, 2004, Ed. Grijalbo, pág. 42): 

“… Tampoco deberíamos descartar que inversionistas nacionales, mediante mecanismos transparentes de asociación entre el sector público y el privado, participen en la expansión y modernización del sector energético o actividades relacionadas, siempre y cuando lo permitan las normas constitucionales…”.
Lázaro Cárdenas del Río, siendo Presidente:

“Podrán celebrarse contratos con los particulares, a fin de que éstos lleven a cabo por cuenta del gobierno federal, los trabajos de exploración y explotación, ya sea mediante compensaciones en efectivo o equivalentes a un porcentaje de los productos que obtengan…”.

La del expresidente, sustento ideológico de la iniciativa peñanietista de reformas a la Constitución.
Aunque nada que dijera ninguno es dogma, AMLO volvió a renegar de su palabra y calificó de “indignante e inaceptable” la propuesta oficial. Se pretende, aseguró, “despojar a la nación del sector energético”. Es un “vil y descarado atraco”. Y peor: “Sin exagerar, es un acto de traición a la patria”.

Pese a que los hidrocarburos casi estaban a flor de tierra, Cárdenas pensaba en la participación privada, a la que cuestionó, con sobrada razón, 28 años después.

Una explicación de este cambio de parecer la expresó hace unos días el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, argumentando que el pensamiento y las posiciones de su padre “no fueron estáticos”:

En 1968, el expresidente le escribió a Jesús Reyes Heroles (a la sazón director general de Pemex) para celebrar “la conceptuosa y firme defensa que hizo en su informe de las atribuciones públicas del gobierno revolucionario. (Era Presidente Gustavo Díaz Ordaz.)

Le preocupaba el hecho de que, “al amparo de concesiones y privilegios, se forman estatutos de excepción extraterritorial violatorios de la soberanía. Es del dominio público que los consorcios petroleros han ejercido incentivos y presiones para desviar la industria nacionalizada de sus objetivos iniciales e intrínsecos (…).

El espíritu nacionalista de la expropiación de 1938 y de la reforma constitucional de 9 de noviembre de 1940, no se respetaron plenamente: los contratos de exploración y explotación permitidos por la ley reglamentaria de 1941, se concedieron con participación en la producción del petróleo a empresas nacionales y extranjeras (afortunadamente ya se cancelaron los 18 contratos)”.

O sea: casi 30 años después de impulsar las inversiones privadas en Pemex, Lázaro Cárdenas del Río censuró la pasada de lanza de los contratados por Pemex.

73 años después de impulsar la participación de la IP en la exploración y explotación de hidrocarburos y 45 después de arrepentirse, y en cuanto que su pensamiento no era “estático” (como bien dice su hijo), ¿quién puede acertar en lo que el general diría hoy? Y dijera lo que fuese, dicho sea de paso, no era, como nadie lo es, infalible... 

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