Los cocos de allá abajo

Tendríamos que ser mezquinos para no darle su justo valor a este nuestro Watergate del marxismo con capacidades distintas.

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Solo le pido a Dios que los videoescándalos no me sean indiferentes. Sobre todo porque a diez años de distancia sabemos que en materia de voyeurismo político, México se adelantó tecnológica y éticamente. Hoy se admiran de la intervención bigbrotheresca en Yahoo! o se eleva el grito al cielo por las revelaciones de Snowden y WikiLeaks (que lo único que nos confirmaron es que los gringos saben quiénes somos porque nos han estado observando), pero la neta, honor a quien honor merece, este gran compló fue como de película de Resortes, Palillo y Clavillazo en el cabaret de Sasha Montenegro con guión de Las lavanderas y al ritmo de “La internacional”.

Tendríamos que ser mezquinos para no darle su justo valor a este nuestro Watergate del marxismo con capacidades distintas. Sobre todo porque la izquierda mexicana, que había estado fuera del circuito de la primera división de las filtraciones, entró pisando fuerte: grandes personajes del lucha, lucha, no dejes de luchar apañando billetes con delectación vacuna, seres instalados en la dimensión electropura chapoteando en el lodo, masas aturdidas ante el derrumbe de sus ídolos de barro.

Algo solo comparable al numerazo de Oceanografía, donde ya no solo están metidos Fox y Calderón, sino hasta Juan Camilo Mouriño, cuyas mañas en asuntos de business are business no eran de niño. El dream team que convirtiera a esta empresa en la consentida de Pemex.

El espectáculo, protagonizado por el ciudadano Bejarano, distinguido patriota que hizo de las ligas terciopelo y de la Padierna una Adelita nice; Carlitos Ahumada cuyo sentido de la edición, los movimientos de cámara y la narrativa cinemática sin duda inspiraron al Chivo Lubezki; Chayito Robles, mítica heroína de la telenovela, que fue como la Bullock en el espacio.

Pero todo fue pura fantasía. Lo que pasó con los videoescándalos de Ahumada donde hasta involucra a Catémoc Cárdenas (eso es imposible, el ingeniero sería incapaz de complotar contra AMLO) mientras el simpatías de Federico Döring se siente el salvador de la patria, es como lo que ocurre con lo de Oceanografía. Ya afirmó el director de la petrolera que el fraude de esta empresa donde estaba metido Mouriño, realmente no le causó ningún problema a Pemex. Sí claro, debe ser ese tipo de fraudes que benefician a los desfalcados.

Catémoc Blanco debería de hablarle como a Vela y Rafa Márquez de los cocos de allá abajo.

[email protected]

www.twitter.com/jairocalixto

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