Los ecos de la explosión

A pesar de lo que diga el secretario de Gobernación la cosa es urgente, se necesita saber la causa de la tragedia.

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Madrid. La explosión en la torre B2 de Petróleos Mexicanos cayó como un balde de agua para los funcionarios y empresarios mexicanos que acudieron a la Feria Internacional de Turismo de Madrid 2013; además de la tragedia que representan los 33 muertos y cientos de heridos en el siniestro, los expertos del sector ya hacen cálculos sobre los daños colaterales.

En España las agencias internacionales y las televisoras tomaron como fuente la información que Grupo MILENIO ha difundido, a través de sus plataformas, y siguen los hechos con estatus de caso relevante. Lo primero en que se ha pensado es en un atentado, aunque aún ninguna organización lo reivindica; en la memoria reciente de los españoles quedan marcas de los bombazos criminales de la organización terrorista vasca ETA.

Aunque todavía no se ha determinado la causa de la explosión en la torre, los especialistas aseguran ya que un suceso de esa magnitud tendrá un efecto negativo para la imagen de México en el mundo, y en especial en el turismo, al cual el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto ha apostado como generador de nuevos empleos e ingresos para el país, por lo cual la secretaria del ramo, Claudia Ruiz Massieu, echó la casa por la ventana para presentar un stand renovado y moderno en la Fitur y que para su inauguración se hizo acompañar de cuatro gobernadores: Javier Duarte, de Veracruz; Roberto Borge, de Quintana Roo; Javier Moreno Valle, de Puebla, y Roberto Sandoval, de Nayarit.

Lo que avizoran es que esto puede significar que además de que México ya es visto como un destino de riesgo por la violencia de los cárteles del narcotráfico, a esa mala imagen se le agregue como factor de riesgo la posibilidad de atentados terroristas, lo cual hace dudar a los touroperadores de comprarlo como destino y promoverlo entre sus clientes potenciales.

Sin duda no es la primera vez que las instalaciones de Petróleos Mexicanos han sido el objetivo de un ataque (ya ocurrió con el oleoducto del Bajío), pero un estallido en el que hay como saldo 33 muertos y cientos de heridos en plena Ciudad de México es algo que no se había visto y que enciende señales de alerta, no únicamente en el sector turístico, sino en todos los renglones económicos y, especialmente, entre los inversionistas internacionales.

Es por ello que el gobierno federal debe descubrir e informar a la brevedad sobre el origen del estallido. A pesar de lo que diga el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, la cosa es urgente, se necesita saber la causa de la tragedia y, si fuera el caso, quiénes son los responsables. De otra manera la incertidumbre será germen de duda sobre la seguridad del país y de su capital, algo que puede hacer que la onda expansiva de esta explosión sea mucho mayor de lo que hemos visto.

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